martes, enero 03, 2006

Ramón Conti 03/10/1997

Como habrán podido comprobar por mis comentarios de los nombres de calles de Melilla es una curiosidad constante de hace muchos años, mas bien desde que era un chaveilla, que palabra mas típica melillense. Los nombres de Castelar, Cánovas, Echegaray y algún general vienen en los libros de textos. Los que más me intrigaban eran Lopez Moreno, Miguel Zazo, Carlos Ramirez de Arellano, Carlos de Arellano para todo el mundo. Estos solo se podían ver en los rótulos de las esquinas, y si querías saber algo de ellos muy poca gente te lo explicaba, debías preguntar con pesadez sempiterna a los mayores. Ellos, retrocediendo mucho en su memoria, se sabían los héroes de 1909 y para de contar.
Yo tengo un amigo y compañero que nació en la calle Carlos Ramirez de Arellano, y siempre creía que ese nombre era el de un personaje importante, pero sin saber la importancia que tuvo para que Melilla le dedicara una de las calles mas céntricas. Le  expliqué que fue un gobernador de Melilla en el siglo XVII, y que murió a las puertas de la ciudad el 18 de Julio de 1646. Tuvo una muerte horrible, fue decapitado y su cabeza se la llevaron los fronterizos como trofeo. Estaba supliendo como interino a Don Gabriel de Peñalosa y Estrada. Estaba en posesión del titulo de Caballero del Hábito de Santiago y según el cronista oficial de Melilla sus restos reposan en la Ermita de la Victoria, Plaza de Armas.      
Otra calle cercana a la de Carlos Ramirez de Arellano, Luis de Sotomayor cercana a la Comandancia Militar, fue otro gobernador que junto con 25 hombres en una incursión fuera de la plaza cayó muerto. Era el 6 de Mayo de 1649, o sea que solamente habían pasado tres años.
La de Francisco López Moreno, que desemboca en la de Castelar solamente estuvo siete meses llevando los designios de la ciudad. Fue nombrado en Abril de 1687 y el 5 de Octubre del mismo año cae muerto junto a varios de sus hombres. Por aquellos años desde Ataque Seco, Rio de Oro y la Puntilla los fronterizos se apostaban muy pacientemente y cuando lo tenían seguro pegaban el bombazo y se cargaban a los que transitaban al descubierto cerca de las murallas de la ciudad.
El que no he visto rotulado y de verdad que se lo mereció por sus méritos, desde el 10 de Agosto de 1800 al 10 de Agosto de 1814, catorce años justos, fue Don Ramón Conti. Este gobernador las pasó muy mal en todo su mandato. Hambre fisica, motines de presos y acoso político para que jurara fidelidad a José Bonaparte, rechazando con energía y haciéndolo en favor de Fernando VII. En Julio de 1804 los piratas ingleses interceptan dos barcos cargados de viveres teniendo que pedirle a un argelino, Sidi Alí El Beghi, 9.000 duros de plata para rescatar lo que era de vital importancia para la población. Al mes ya no tenían nada que llevarse a la boca, pidiendo más viveres al Veedor de la Real Hacienda. En Junio de 1806 se repite la misma felonía que dos años antes infringieron los mismos piratas hijos de la Gran Bretaña. También fue el mismo prestamista el que pagó, pero esta vez fueron 9.000 reales.
Así es como estoy aprendiendo, poco a poco, el origen de los nombres de las calles de mi ciudad sin residir en ella, pero como dice el titulo que me ponen en este diario, la llevo en el corazón.