viernes, enero 06, 2006

Biografía de mi padre 19/05/1998

[1]BIOGRAFIA DE MI PADRE[1]

Esta es la historia de un hombre que hubo de soportar, como 
otros muchos de su ‚poca, todas las guerras y desolaciones que 
estas acarrean. Desde su nacimiento en Malaga el 4 de Noviembre 
de 1902, hasta su muerte en Melilla el 5 de Abril de 1985.


All  por el 1907, a¤o de riada y desolaci¢n para M laga y 
su famoso Barrio de la Trinidad donde la devastaci¢n fue la mas 
grande y de cuantiosos da¤os que la naturaleza castig¢ a ‚sta 
ciudad desde hac¡a d‚cadas. A consecuencia de ‚sta tragedia se 
originaron otras muchas riadas, pero ‚stas ya eran humanas, donde 
solamente por capital, llevaban las anchas espaldas y manos 
encallecidas, huyendo de la miseria que dej¢ a su paso el rio 
Guadalmedina, entonces sin muros de contenci¢n de las aguas, como 
en la actualidad tiene.
Una de estas familias la componian: el matrimonio, dos 
hijos, y una anciana mujer, suegra de la esposa de su primer 
matrimonio. Esta era una mujer caracteristica de la ‚poca, 
acostumbrada a la briega de criar hijos sin otra ayuda que sus 
manos de mujer honrada, con todas las vicisitudes que entra¤a el 
abandono del padre, dejando solas a su madre, a ella y a una 
hermana. Se llamaba Maria Anaya Sevillano, naci¢ en Ardales en 
1876, un pueblecito del interior de la provincia de Malaga, 
cercano a Carratraca y lo que hoy es el Pantano del Conde de 
Guadalhorce. Su padre fue un hombre debil, siendo la ludopat¡a en 
aquella ‚poca como hoy en dia, ruina de muchas personas. 
Derrochando su patrimonio, finca que daba de comer a su familia, 
casa holgada y buenas cosechas que produc¡a una renta de muchos 
miles de pesetas al a¤o, seg£n testigos de la ‚poca, como todo 
jugador sin voluntad y perdiendolo todo, cobardemente march¢ a 
Panam , dejando como digo, a tres mujeres arruinadas y solas, su 
esposa y dos hijas. Una de ‚stas, nuestra Maria se cas¢ en 1897 
con Francisco Cardoso Calder¢n, hombre del pueblo, conocido de 
toda la vida. ste hombre contrajo una grave enfermedad, la 
tuberculosis, que le cost¢ la vida dos a¤os despu‚s de casados, 
no sin antes conocer a la hija que pari¢ Maria al a¤o de la 
boda.
Al quedar viuda, en los albores del siglo diecinueve y 
contando 19 a¤os, con una ni¤a heredera de la enfermedad de su 
marido, se traslada a Malaga, donde resid¡a una familia allegada 
que les di¢ cobijo tanto a ella como a su madre y hermana. Tengo 
que decir que su suegra tambi‚n se reuni¢ a los pocos dias en 
Malaga. Hab¡a quedado sola y desamparada en el pueblo, pero Maria 
era valiente y bondadosa. Cobij¢ a la madre de su marido porque 
se sent¡a obligada a ello, y guardandose la pena por la muerte de 
‚ste y el cobarde abandono del padre. Qui‚n sabe qu‚ pudo 
inducirle a ‚ste para jugarse el patrimonio y dejar esposa e 
hijas abandonadas. stas se armaron de valor, no ten¡an otro 
remedio, y montaron un taller de costura y una escuela-miga donde 
Maria cuidaba de los ni¤os, y junto a su madre, hermana y suegra 
se dedicaron a coser prendas para la calle. sta mujer empez¢ su 
nueva vida, viuda, joven, con ganas de vivir y criar a su hijita 
enferma, corria el a¤o de 1899.
Muy cerca de su casa, calle de los Marmoles, hab¡a un taller 
de herreria, situado en la calle de Mindanao, perpendicular de lo 
que hoy se llama Acera del Campillo o Avenida de Barcelona. 
Frecuentaba esa herreria un mocet¢n que rondaba los veintitres 
a¤os, todos corridos en su Velez Malaga natal y toda la comarca 
de la Axarqu¡a, donde traficaba con ganado y todo lo que oliera a 
dinero, como la compra y venta de terrenos y casas, llevandose 
pinges beneficios en ‚stas r pidas transacciones. Era el t¡pico 
ganadero de finales de siglo, con su navaja siempre en el Šbolsillo y seg£n o¡ decir, tambi‚n llevaba un pistol¢n cuando 
viajaba por las carreteras en busca de sus negocios. Manejaba 
todo el dinero que deseaba, y las mujeres de vida licenciosa se 
lo ponian a£n mas f cil, ya que era un hombre de buen ver, de un 
metro setenta de estatura, ojos grandes y burlones, donde la 
naturaleza le otorg¢, legando a varios de sus descendientes unos 
parpados que parec¡an retocados con un pincel, frente ancha y en 
su labio superior se le pod¡a ver un gran bigote poblado. El 
cabello lo ten¡a rizado y fuerte, y cuando le lleg¢ la hora de su 
muerte lo conservaba plateado al igual que sus hijos. La nobleza 
de espiritu y su alma noble junto con su gallardia, le hicieron 
poner sus burlones ojos gara¤ones llenos de amor en la joven 
viuda. Este vele¤o se llamaba Antonio Aranda Perez, no buscando 
placeres de un dia, ya que pod¡a tenerlos cuando se le antojase 
con otras mujeres, a£n a sabiendas que ‚sta tenia una hija 
enferma, una suegra y poco capital que aportar a una prematura 
uni¢n, seg£n la madre de ella, le propuso en matrimonio. Maria 
desea casarse con Antonio sin importarle nada ni nadie, pero los 
prejuicios que le inculca su madre, por dictado de un sacerdote 
allegado a la familia se lo impiden. No obstante Antonio segu¡a 
rondando la casa a todas luces, sin importarle nada los 
comentarios que hac¡an los vecinos. Hay que decir que ellos no 
hac¡an da¤o a nadie ni ofend¡an a ning£n esposo ultrajado. Este 
hombre siempre se distingui¢ por su liberalismo con todo el 
mundo, jam s se meti¢ con nadie, siempre vivi¢ por y para su 
familia, con una peque¤a afici¢n a la loteria, ya que jugaba en 
casi todos los sorteos a un n£mero suscrito hasta su muerte, y 
creo que nunca le toc¢ nada. Actualmente su nieta Maria en 
Melilla sigue comprando el mismo n£mero, al igual que lo hac¡a 
nuestro padre. Tanto amor y fogosidad di¢ como resultado el 
embarazo de Maria, llevandolo con la alegr¡a propia de mujer 
enamorada.
A las 5 de la tarde del dia 4 de Noviembre de 1902, en la 
casa n§ 23 de la Ribera del Guadalmedina, casa que hab¡an 
alquilado previamente la pareja, Maria di¢ a luz un ni¤o al que 
en el registro civil de Malaga el dia 6 de Diciembre de ese 
mismo a¤o lo registraron con el nombre de Francisco, en memoria 
del hermano de Antonio, fallecido pocos a¤os antes, debido a una 
paliza que le propinaron en un cuartel de la guardia civil, por 
asuntos poco claros. Hubo quien dijo que fue por la quema de un 
pajar, para salvar a su hermano Antonio de una posible 
congelaci¢n. ste ni¤o lo registraron como hijo natural de ambos 
porque hab¡a nacido en el "pecado" de sus padres. Antonio era 
soltero y Maria viuda y con una hijita enfermiza. A los ojos de 
la sociedad y del cura-pariente eran unos pecadores que se hab¡an 
ganado el infierno eterno. La boda no se pod¡a efectuar por la 
negaci¢n e influencia que ejercia la madre de Maria sobre ‚sta. 
Obediente y buena hija, no queriendo da¤ar las buenas costumbres 
"cristianas" de la madre, planea junto a su hombre y compa¤ero 
el viaje que le llevar¡a a la otra parte del Mediterr neo. Tres 
planes de viajes se ven frustrados en cinco a¤os. El primero lo 
fu‚ por la muerte de su madre acaecida en 1905. Los otros dos 
eran por la precariedad de la salud de la ni¤a. Pero lleg¢ el 
fat¡dico 1907 llenando de luto y dolor a toda la ciudad de 
Malaga, donde Antonio perdi¢ todo su ganado y los enseres de la 
casa como gran parte de los vecinos del barrio de la Trinidad. En 
ese a¤o de 1907, Antonio solamente ten¡a una hermana llamada 
Remedios, que pocos a¤os antes habia emigrado a Melilla junto a 
su marido y dos hijos de corta edad.

Hay un barrio en Melilla, que desde hace cien a¤os se llama 
Pol¡gono Excepcional de Tiro, ya que all¡ hac¡an pr cticas las 
distintas guarniciones destacadas en la ciudad. Los melillenses, 
acort ndole lo Excepcional y el Tiro, lo denominan solamente: "El ŠPol¡gono".
La familia de Antonio y Mar¡a, llegaron a Melilla en el a¤o 
1907. All¡ los acogi¢ Remedios, su hermana, el marido de ‚sta 
tenia un taller de carros en la carretera de la frontera, y 
Antonio, muy dispuesto y con ganas de trabajar se puso a la 
briega del taller el mismo dia de la llegada. Fueron bien 
acogidos, ya que las dos cu¤adas tenian unas relaciones muy 
fraternales, curtidas por el sufrimiento y todo el dolor marcado 
en sus almas, se entendieron como dos hermanas. Melilla se 
encontraba en una ebullici¢n de guerra solapada que se estaba 
gestando en la zona del Rif, regi¢n fronteriza a la Plaza. Esta 
ciudad, como sabr n, ha sido y es una plaza militar de Espa¤a 
desde 1497, a¤o que fue tomada por Don Pedro de Estopi¤ n para la 
Casa Ducal de Medina Sidonia. Empez¢ a tomar auge de ciudad a 
principios de siglo, siendo la mayoria emigrantes de la baja 
Andalucia y del Levante espa¤ol, donde todo el mundo buscaba "El 
Dorado", la fortuna que no encontraron en sus tierras de origen. 
Habia gente que al costado de los militares, tenian asegurado el 
pan diario con la venta de cualquier cosa para los soldados de la 
Plaza. Melilla, la ciudad que vemos hoy, de hermosas calles y 
edificios modernistas, estaba naciendo. Se construian edificios 
bajo la atenta mirada del ejercito, ya que aquellos debian ser de 
una o dos plantas, debido a que en caso de ataque de los 
fronterizos, muy belicosos en aquellos a¤os, debian ser de modo 
que pudiera divisarse el hipot‚tico ataque, aunque muchas veces 
eran tan reales como las balas que disparaban, la poblaci¢n se 
refugiara lo mas rapidamente posible en la ciudad antigua, 
Rusadir, "El Pueblo" para los melillenses.
Por una orden gubernativa, existia en la ciudad la famosa 
Capona. Esta era una especie de vale que servia para el 
avituallamiento de las familias mas necesitadas. El comandante 
General de la Plaza era el que, dada su autoridad civil y militar 
con el asesoramiento de personas altruistas, que sabian de las 
necesidades de los mas pobres, ordenaba como debian ser 
repartidas dichas caponas, y quienes beneficiarse de las 
mismas, la familia de Antonio recibia una Capona equivalente a la 
de un suboficial.

A los pocos meses de su estancia en Melilla, la hija mayor 
del primer matrimonio de Mar¡a, mor¡a a los 15 a¤os a 
consecuencia de la herencia del padre, una herencia maligna que 
llevaba en sus entra¤as desde antes de nacer. La se¤ora anciana, 
suegra de Mar¡a, falleci¢ poco tiempo despu‚s, y ya tenemos al 
matrimonio con dos hijos varones, Paquito y Antonio. Pocos a¤os 
despu‚s nacieron dos hijos mas, Jose y Maria, pero eso es otra 
historia.
Antonio se enter¢ que el Comandante General de la Plaza 
entregaba terrenos de los arrabales a familias que por su 
condici¢n humilde y oficios artesanos pudieran hacer trabajos 
remunerados a la intendencia militar, ya que ‚sta se encontraba 
medio abastecida por la lejan¡a y tardanza de la Pen¡nsula. 
Antonio hizo los tr mites precisos y le perteneci¢ todo el 
per¡metro que midiera el alcance de cuatro piedras lanzadas con 
el brazo, y este los tenia bien fuertes, a los cuatro puntos 
cardinales. Y as¡ fue como se hizo de una casa y la herrer¡a, con 
terreno aleda¤o que serv¡a de cuadra. Esta est  situada en el 
famoso Poligono, donde los fronterizos venian, y a£n siguen 
haciendolo, con sus animales de carga para la venta de sus 
productos de huerta. No olvidemos que Melilla se abastecia, y 
actualmente sigue haciendolo, de un gran porcentaje de estos 
productos ya que el traslado de estos desde la Peninsula era,y 
es, mas costoso para las arcas del municipio. Todo marchaba de 
la manera que so¤aron en el vapor que los trasladaban a Melilla, 
recordando a la hija fallecida y a la familia que qued¢ en ŠM laga.
El hijo mayor, Francisco, Paquito para los familiares y 
amigos, contaba ocho a¤os de edad. Y a ‚l nos vamos a referir 
relatando su vida, porque un d¡a, hace ya muchos a¤os, medio en 
broma, medio en serio, le dije: "Pap , alg£n d¡a yo escribir‚ la 
historia de tu vida como yo sepa hacerlo". El siempre sonre¡a de 
forma burlona, y en su interior pensaba que yo ser¡a capaz de 
hacerlo. En su larga vida me di¢ muestras de confianza, con todo 
el cari¤o que un buen padre pueda dar a su hijo
Este ni¤o tambi‚n era de complexi¢n fuerte, como su padre, 
muy inquieto y bastante juguet¢n. Muchas veces comentaba con el 
orgullo propio del hijo que admira a su progenitor desde la 
infancia, que ‚l era un calco de su padre. Ayudaba a este en las 
tareas de la fragua, y la madre en las propias del hogar. Esta 
tambi‚n ten¡a a su cargo varios ni¤os de la edad de los suyos, 
montando una escuela-miga como la tuvo en M laga, organiz ndola 
de tal forma que por unos c‚ntimos al d¡a cuidaba de muchos ni¤os 
de la barriada, as¡ transcurrieron seis a¤os en la vida de esta 
familia.
Este ni¤o inquieto y de ojos vivos, tuvo un impacto en su 
vida infantil que produjeron en su personalidad la alteraci¢n de 
su caracter, al verse s¢lo con su madre y tres hermanos 
peque¤os, mientras su padre era ingresado en la c rcel de 
Victoria Grande. El motivo de esta desgracia fue debido a que 
este cometi¢ un delito al apu¤alar y dar muerte en momentos de 
enajenaci¢n y rabia a otro hombre por temas del honor. Si el 
hecho hubiese ocurrido en estos dias, toda esta historia hubiese 
sido otra muy distinta, ya que la persona que muri¢ se hubiese 
salvado por los adelantos de la medicina que hay actualmente. Lo 
juzgaron y condenaron a 25 a¤os de presidio en el famoso penal 
del Dueso de Santander.
A los doce a¤os Paquito ve a su madre sumida en la amargura 
y gest ndose en su vientre a su hermana Mar¡a. Esta mujer se ve 
obligada a abandonar la fragua al verse incapaz de realizar los 
trabajos propios de hombres fornidos como su marido. Siguen un 
a¤o malviviendo, consumiendo todos los ahorros, pocos, porque una 
familia de esas caracteristicas, en aquellos tiempos tan 
dificiles, consumian todo lo que les llegaba a las manos. 
Transcurridos unos meses en esta situaci¢n, la madre decide 
marchar a Santander y estar cerca de su marido, a sabiendas de 
que solo podia verlo cada treinta dias. Este recibi¢ la alegria 
propia de abrazar a su mujer, y recibir los besos infantiles que 
sus hijos le prodigaban con todo el cari¤o de estar tantos meses 
sin verlo. El Dueso, y sus aleda¤os no eran sitio apropiado para 
una mujer, ya que algunos la tomaban por viuda, y el trabajo 
escaseaba como en muchas partes de Espa¤a. Antonio, con toda su 
pena y dolor, le aconseja que se vuelva a Melilla, ya que por su 
conducta recta y buena persona, era muy considerado por el 
Alcaide y dem s miembros del presidio, estaria bien instalado. 
Cuando habian transcurrido dos a¤os del ingreso en prisi¢n, este 
recibe las noticias, primero, del nacimiento de su hija Maria, y 
pocos meses despues de la muerte de su hijo Antonio. Esto lo 
deja sumido en la amargura y su comportamientoes como siempre lo 
fu‚, de una honradez intachable, y la desdicha de no poder estar 
con los suyos, le rebajan la pena a siete a¤os, de los 
veinticinco que debia cumplir, su trabajo dentro del presidio se 
lo garantizababa.
Mientras tanto en Melilla su familia, estos siete a¤os lo 
pas¢, al principio muy miserablemente, pero Maria era una mujer 
de recursos. Lo primero que hizo fu‚ montar otra escuela-miga 
como a¤os anteriores lo hicieron en Malaga, su madre, su hermana 
y ella misma. Esto no era negocio para mantener a una familia, 
asi que sin pensarlo dos veces y encomendandose a Dios, ya que 
era muy religiosa, dispuso otro viaje a Malaga, creyendo que la Šfamilia que all¡ residia, les iba a ayudar. Todo fu‚ negativo 
para Maria y sus hijos. Ella cosia y trabajaba en las faenas de 
las casas de los " se¤oritos ", que por aquellas fechas eran 
pocas en Malaga. Por las noches, y a la luz de una lampara de 
petroleo, ense¤aba a sus hijos a leer y escribir. Paquito vendia 
quincalla en la famosa calle de los Marmoles, con una caja 
colgada al cuello y trece a¤os cumplidos, este ni¤o retraido y 
triste, tenia que llevar alg£n dinero a su madre para que sus 
hermanos pudieran malcomer, ya que la familia de esta, no la 
miraban con buenos ojos, por ser la esposa de un hombre que 
cumplia presidio por matar a un hombre, como si ella y sus hijos 
tubiesen culpa alguna. Asi que esta mujer de caracter fuerte, por 
los abatares acaecidos en su vida, decide otra vez marcharse a 
Melilla, con la alegria de Paquito, al saber este, que en su 
Melilla como siempre le gustaba nombrarla, a£n siendo malague¤o, 
sin renunciar a su patria chica, tenia su vida mas o menos 
llevadera, estarian en casa propia, nadie les echaria en cara 
culpas que su padre estaba cumpliendo con todo el arrepentimiento 
desde el momento siguiente de cometer el delito.

La llegada a Melilla fu‚ de alegria para todos, estaban en 
casa, era su hogar, y como tal iban a disfrutarla todos juntos. 
Maria cogi¢ de nuevo las riendas de la fragua contratando a un 
hombre para esa tarea. Ella mientras, cosia y cuidaba de los 
ni¤os de toda madre que se los dejaba a su vigilancia por el 
modico precio de veinte centimos al dia. Muchas madres de estos 
ni¤os eran mujeres de vida alegre, como antes se decia. Paquito 
que en aqu‚l tiempo contaba ya quince a¤os, era ya un ni¤o 
despierto y muy vivo de caracter . La vida no le estaba dando la 
ni¤ez que cualquier ni¤o necesitaba. En honor a la verdad, era 
respetuoso con su madre, cuidaba de sus hermanos peque¤os y 
adem s estudiaba y leia todo libro o periodico que caia en sus 
manos, sin orden ni concierto. Su horario en los a¤os de ausencia 
de su padre era, levantarse a las siete de la ma¤ana para limpiar 
la cuadra, porque una hora despu‚s venian los agricultores 
fronterizos a guardar los animales mientras aquellos vendian sus 
productos en el famoso Rastro del Poligono. El y sus hermanos 
debian ir a la escuela hasta el medio dia, luego debia ayudar a 
su madre a las tareas propias del hogar, ya que esta no tenia 
tiempo para hacerlo durante la ma¤ana. Despu‚s de comer marchaba 
al cargadero de mineral existente en la playa de San Lorenzo, hoy 
abandonado y sin uso. Desde su construcci¢n, a principios de 
siglo, hasta los a¤os sesenta, hizo un servicio muy importante a 
Melilla y a su economia, ya que todo el mineral extraido de las 
minas de Segangan, pueblo minero existente en el antiguo 
Protectorado Espa¤ol, era cargado a los distintos barcos que a 
tal fin arrivaban en este puerto. Paquito, que era un ni¤o 
inquieto buscaba siempre alg£n jornal para su casa, y 
aparentando mas edad de la que tenia, hizo amistad con un joven 
mayor que ‚l que trabajaba en este cargadero como pe¢n, buscaba 
que su nuevo amigo influenciara por ‚l para poder trabajar como 
un hombre. Digo como un hombre, porque estos transportaban 
espuertas llenas de mineral de hierro desde las vagonetas hasta 
las bodegas de los barcos, estas espuertas pesaban de cuarenta a 
cincuenta kilos y los ni¤os lo hacian con las vacias, 
transportandolas de tres en tres. Este Paco no era como los demas 
ni¤os de su edad, a su casa habia que llevar dinero, su madre 
ganaba muy poco y el empleado abusaba guardandose casi todo lo 
que se hacia de caja en la fragua. As¡ que cuando llegaba el 
final de la jornada diaria, su madre y ‚l contaban lo poco que 
habian ganado, aunque esta, seg£n decia ‚l, siempre guardaba 
algo, era imposible pero cierto. Y lo fu‚ porque a su regreso de 
la prisi¢n, el padre se encontr¢ con nueve mil pesetas que entre 
su madre y ‚l habian ahorrado con todos los esfuerzos y sudores. ŠComo decia anteriormente, Paquito se coloc¢ en el cargadero, y 
era tal el agotamiento que sufria, que muchas noches se sentaba 
en los portales del centro para descansar, y varias de estas 
noches le salieron al paso unos desalmados robandole todo el 
sueldo del dia. Su madre ante estas situaciones tan peligrosas, 
le recomendaba con energia que dejara ese trabajo, el sufria 
porque era el sost‚n en casi su totalidad del hogar. Asi que la 
madre salia de casa a una hora calculada en que su hijo salia de 
su trabajo, encontrandoselo a veces dormido en una parada de 
coches de caballos existente en lo que hoy en dia es parada de 
taxis en calle del General Marina. Estos cocheros lo apreciaban y 
admiraban por ser un ni¤o-hombre que se ganaga la paga como uno 
de ellos. Con el orgullo de saber que era el hombre de su casa 
con apenas dieciseis a¤os, se iba haciendo un mocet¢n como su 
padre, de una estatura de un metro setenta, musculos fuertes, de 
mirada afable, con ojos grandes que parecia que se los pintaba 
sombreandolos, tenia mucho ‚xito con las jovenes de su edad, y 
en lo mas hondo de su coraz¢n profesaba un gran cari¤o a sus 
padres y hermanos.
En la Junta de Arbitrios estubo alternando el trabajo de 
aprendiz de fragua, de carpinteria y de tracci¢n mec nica, ‚l 
decia siempre que los primeros coches que llegaron a Melilla 
pasaron por esos talleres municipales. Eso fu‚ como una droga 
para muchos jovenes de Melilla, se habia acabado la primera 
guerra mundial, y en la ciudad se estaba gestando otra que lleg¢ 
a tener grandes repercusiones en toda Espa¤a, la del a¤o 1921 y 
su famoso Desastre de Annual. Toda Melilla era un hervidero de 
militares destacados, venidos de otras guarniciones de la 
peninsula. La zona que Espa¤a poseia como Protectorado, segun 
acordaron en Algeciras todas las grandes Potencias, era todo el 
Rif, c bilas que no obedecian a sult n alguno, y menos a una 
fuerza extranjera que estaba all¡ para pacificarlos y ayudarles 
en todo lo referente a los adelantos modernos de una naci¢n 
europea, y que al final abandonamos ese Protectorado en 1956 sin 
paz, con mucha gloria para los muertos y a£n hoy, seg£n S.M. 
Alhuita Hass n II, condenados a entendernos. Toda esta fuerza 
militar destacada en la zona atraia a mucha gente de todas 
clases. Francisco Carca¤o en su novela " La Hija de Marte " 
describe con todo acierto, lo que era Melilla en esos a¤os tan 
lamentables para Espa¤a, ya que se calcula que murieron muchos 
miles de jovenes espa¤oles, y a£n hoy en dia el solo nombre de 
Melilla, visto en las listas de reclutamiento, es motivo de 
lamentaciones para las familias de los soldados que les toca su 
reemplazo en la ciudad, ignorando que la Melilla moderna es una 
peque¤a gran ciudad de sesenta mil habitantes, tan espa¤ola y 
europea como cualquier ciudad hermana de la Peninsula.
Este parentesis historico, me hace reflexionar al recordar 
que Paco, ya no es Paquito, es todo un hombre, corria el a¤o 
1922, y a£n las escaramuzas en todo el frente de guerra eran una 
constante diaria. Paco se hizo chofer, como a ‚l le gustaba que 
le dijeran, con veinte a¤os, edad que en aquellos a¤os locos era 
lo suficientemente v lida para comerse al mundo y ponerse por 
montera a todo los prejuicios. Para ‚l fueron a¤os de reprimendas 
por parte de su madre, esta ganaba dinero y ahorraba, y adem s 
queria a su hijo constantemente a su lado, y tenia sus razones, 
su marido se encontraba en prisi¢n desde hacia nueve a¤os, y el 
mayor de sus hijos iba a cumplir veintiuno, temia que pudiera 
ocurrirle algo parecido a lo de su marido. Paco conformaba a su 
madre lo mejor que sabia, pero en su interior existia la llama 
que todo joven lleva dentro y que lucha por salir y pregonarla a 
los cuatro vientos. La atracci¢n que sentia por el sexo opuesto 
era una fuente de ingeniosas anecdotas que le ocurrian a menudo. 
Era un joven de apenas veintiun a¤os, con el cuerpo fornido del 
mucho trabajo fisico, de estatura media, cabello rizado y muy Špoblado, frente amplia y ojos grandes de pesta¤as largas y mirada 
socarrona. Estos atributos eran los suficientes para que 
cualquier mujer de buen ver se fijara en ‚l. El Charleston y los 
a¤os veinte los disfrut¢ con toda la gracia que Dios le di¢, " y 
que me quiten lo bailao", como solia decir. A¤os mas tarde s¡ que 
querian quitarle todo lo que llevaba bailado, como explicar‚ a 
continuaci¢n.
En 1922 Antonio, su padre, sale de prisi¢n sin cumplir toda 
la condena por su buen comportamiento, solo ha estado nueve a¤os 
en El Dueso. Se encuentra a su familia totalmente cambiada, su 
mujer le tenia guardado nueve mil pesetas de entonces, ahorradas 
por ella y su hijo Paco con todo el sufrimiento de nueve largos 
a¤os de trabajo entre los dos, su hijo mayor con veinte a¤os, 
todo un hombre forjado en los duros trabajos alternativos que le 
salieron en esos a¤os, pensando como un hombre y actuando como 
tal, a su otro hijo Jose de once a¤os, algo flaco y delicado, 
hura¤o de caracter, pero con un profundo respeto hacia su hermano 
mayor que le dur¢ hasta su muerte, ya anciano me decia que a la 
unica persona que le guardaba ese respeto de hijo a padre, era a 
su hermano Paco, tambi‚n encontr¢ a su hija Maria de nueve a¤os, 
una ni¤a morena de ojos como almendras muy risue¤a y revoltosa 
con el mismo respeto hacia su hermano que a veces llegaba a 
parecer temor sin motivo alguno, ella sabia muy bien que su 
hermano Paco la adoraba por ser la mas peque¤a de todos, y en 
aquellos a¤os tan duros, un hermano de las caracteristicas de 
Paco era muy de respeto, y mas a£n con la tragedia que tubieron 
que sortear.
Este hombre venia con todos los atributos de esposo y padre, 
y como tal queria ser, pero no se di¢ perfecta cuenta de que su 
hijo mayor era ya un hombre en toda la extensi¢n de la palabra. 
Al principio quiso ejercer de padre tratando a Paco como si este 
tubiese menos a¤os de los que tenia, la madre sufria porque sabia 
muy bien que si la situaci¢n seguia as¡, el hijo se marcharia 
para no volver mas, como as¡ fu‚. Paco no pudiendo aguantar mas 
la situaci¢n del trato infantil que le daba su padre, un buen dia 
de verano se march¢ a vivir solo, alquilando una casita de la 
Carretera de Hid£n, las malas lenguas de entonces decian que se 
amanceb¢ con una mujer, hoy en dia esa situaci¢n seria de lo mas 
normal ya que cada cual puede vivir como y con quien le de la 
gana, pero en los a¤os veinte, era muy mal visto que un joven 
hijo de una se¤ora tan religiosa, abandonara el hogar para 
amancebarse con una mujer algo mayor que el. La madre sin poder 
aguantar mas esa situaci¢n, busc¢ a su hijo por toda Melilla 
hasta encontrarlo y llevarlo a su casa, su hogar, haciendole 
jurar que a su padre le debia todo el respeto y consideraci¢n ya 
que ‚l era un buen hijo y por una mala interpretaci¢n no se iba a 
romper la familia en pedazos. Paco puso una sola condici¢n, que 
le dieran la llave de la casa para poder entrar y salir a la hora 
que creyera conveniente, no hubo objeci¢n por parte de su padre, 
la madre sabia las idas y venidas de su hijo, y tampoco se opuso, 
as¡ que llegaron a ese acuerdo, todo marchaba a las mil 
maravillas. En mi casa, mis hermanos y yo nunca teniamos llave, 
mi padre siempre se justificaba diciendo que eran otros tiempos, 
y realmente lo eran, pero jam s nos dijo a mi hermano ni a mi a 
la hora que debiamos estar en casa, nunca se meti¢ en ese tema, 
en recuerdo de lo ocurrido con su padre, tambi‚n sabia a ciencia 
cierta donde estabamos y que pasos andabamos. A mis hermanas 
tampoco les dijo nada porque ellas eran conscientes, y por su 
educaci¢n y forma de vida nunca dieron motivo alguno para que les 
llamase al orden.
No habia transcurrido un a¤o y Paco se compra un coche para 
trabajar en la agrupaci¢n del taxi, el dinero que emple¢ fu‚ que 
su padre le ayud¢ en todo, este sabia que su hijo se lo merecia 
por la lucha que madre e hijo habian tenido todos estos a¤os por Šsobrevivir. El coche de alquiler era un Ford modelo de aquellos 
a¤os que en realidad y seg£n los entendidos era un vehiculo muy 
recio y con unas prestaciones para su tiempo siendo la envidia de 
la competencia. El permiso de circulaci¢n de entonces se lo 
dieron sin previo examen, aunque a decir verdad si lo hubo, pero 
fu‚ que el funcionario o ingeniero de la Administracci¢n le rog¢ 
que le diera un paseo por la carretera del Gurug£ para saber como 
funcionaba, ya que este tambi‚n pensaba adquirir otro modelo 
id‚ntico al de Paco. Y as¡ fu‚ como obtubo el preciado permiso de 
circulaci¢n oficialmente, conducir un vehiculo lo venia haciendo 
desde muy peque¤o, por su trabajo en la Junta de Arbitrios, 
creandose Ayuntamiento en la decada de los cuarenta, Asi 
alternaba el trabajo del taxi, haciendo viajes al Protectorado y 
zona de guerra transportando viajeros, y alg£n que otro viaje 
macabro, lo de macabro tiene su explicaci¢n. Como sabran, en la 
zona de guerra se producian muchas bajas diariamente, mas 
soldados que oficiales, y cuando alguno de estos caia muerto y 
su familia se encontraba en la Plaza, esta pagaba muy 
holgadamente el transporte del cadaver para que fuese enterrado 
en Melilla, ya que de lo contrario seria sepultado en una fosa 
com£n, de las muchas que se encuentran en toda la comarca que 
hay desde Melilla a Midar e Izen-Lase. Seg£n estimaciones de la 
‚poca, donde mas cadaveres enterrados hay es en Annual, 
Igueriben, Abarr n, Dar Drius, Monte Arruit, Tarfesit, etc.. 
Empez¢ a ganar dinero, lo suficiente para llevar una gran familia 
adelante, pero ‚l no pensaba en boda, las compa¤ias femeninas que 
alternaba no las queria como esposa, la madre de sus hijos seria 
como la suya propia, ese pensamiento siempre lo tuvo presente, 
esperando la que seria su compa¤era. As¡ que un buen dia , su 
amigo del alma y compa¤ero de trabajo en el taxi y camarada 
nocturno de sus correrias, le propuso conocer a la que seria su 
esposa durante cincuenta a¤os, este amigo se llamaba Pepe Huesca, 
primo hermano de la madre de Maria, que as¡ se llamaba la 
muchacha en cuesti¢n. Esta contaba dieciseis a¤os, pero parecian 
veinte, era la segunda de dieciocho hermanos, de los cuales 
solamente vivian entonces siete, Miguel, Maria, Virginia, Juan, 
Alfonso, Luis y Andr‚s. El padre se llamaba Francisco, hombre 
puritano y egoista que trabajaba de cartero repartiendo en el 
mismo barrio donde vivian, la madre, Maria era una mujer dulce 
que en la n¢mina de la familia figuraba como madre pero la 
realidad era bien distinta, era la autentica esclava que siempre 
tenia el vientre lleno de hijos que parir, pasando calamidades 
por el poco sueldo que el marido traia de Correos, mientras que 
este, cuando repartiendo por el barrio llegaba a casa de su 
hermana que vivia en la calle de Cadiz, esta le ponia una mesa 
toda llena de buenas chacinas, zampandose lo que le venia en 
gana, y mientras su esposa e hijos pasaban lo que hoy se dice. 
"mas hambre que un lagarto amarrado a una pita".
Maria qued¢ enamorada de Paco desde el primer momento, no 
era para menos, este tenia veintitres a¤os, era un guapo mozo 
que adem s tenia dinero, o al menos lo manejaba, porque de 
ahorrar, era un verdadero desastre. Y entonces vino lo que se 
dice, familia que se cierra en banda, la de Maria, no la de 
Paco, a esta le agradaba esa futura uni¢n, as¡ su hijo dejaria 
de ser un cr pula noct mbulo y sentaria la cabeza con esa buena 
muchacha. El cerramiento de banda lo era solamente por parte del 
padre, el cartero, a este no le gustaba un hombre deshinibido y 
sin prejuicios, que estaba todo el dia en la calle con un coche 
y ganando tres veces mas dinero que ‚l, siendo de la misma edad 
que su hijo mayor como novio o marido para su hija Maria, mujer 
joven, simp tica y sabiendo todas las labores del hogar, 
costura, comidas, las que habia, criar a sus hermanos, y con 
muchas ganas de vivir. Hubo disgustos serios entre padre e hija 
que al final siempre ganaba el cabeza de familia, patriarca y Šdictador puritano. La familia estaba a favor de que no hubiesen 
relaciones, los consejos que le daban a Maria eran que su 
enamorado tenia amantes, era un juerguista de tomo y lomo, y lo 
mas " deshonroso" , que se habia criado en el Poligono, barrio 
famoso por las casas de prostituci¢n que existian en el mismo, y 
tambi‚n que su madre le hacia ropa cosiendo hasta altas horas de 
la madrugada a muchas mujeres de vida alegre, sin tener en cuenta 
que esta mujer era tan decente como la madre de Maria y mas que 
la hermana del cartero, ya que esta al tener su marido, catal n 
de Reus como el general Prim, que desplazarce a la zona del 
Protectorado para la venta de productos alimenticios, quedaba 
sola y a merced de todo hombre que le tirara los tejos. El 
cartero seguia en sus treces y no dejaba sola a su hija, 
prohibiendole incluso salidas de paseos inocentes entre amigas. 
Pero esta se las ingeniaba para verse con su Paco. En la calle 
Isabel La Catolica, hoy Avenida de los Reyes Catolicos, numero 
cinco, cerca del barrio del Buen Acuerdo existe un edificio de 
tres plantas, que en los bajos hay una tienda de ropas llamada 
"El Le¢n de Oro", pu‚s bien, este edificio tenia una portera, la 
cl sica de principios de siglos, casa de estilo modernista como 
todas las del centro de Melilla, dicha portera era abuela de 
Maria , madre de su madre, profesandole un profundo cari¤o por el 
parecido a su madre, pareciendo las tres calcadas por sus 
caracteres dulces y abnegados. Tenia esta abuela su vivienda en 
la azotea. Desde all¡ pelaban su pava, Paco desde la acera de 
enfrente, y ella desde lo alto de la azotea, alguna que otra vez 
se veian paseando por el famoso parque de Hernandez, sabiendolo 
Paco de antemano por la novia de Miguel, hermano de Maria, que hizo muchas veces de recadera para los dos enamorados