miércoles, enero 04, 2006

Gurugú y Mar Chica Mayo 1996

NO ENVIADA


GURUGÚ Y MAR CHICA
Al  monte Caramú (Yebel Sidi-Hamed El Hach), según Don Gabriel de Morales, siempre lo hemos conocido por el nombre de Gurugú. Montaña que tantas vidas han caído en sus laderas para que ríos de tinta dieran a conocer nombres como Kol-La, Taxi El Arbi , el Gorro Frígio o Basbel. Lo del nombre del Gorro Frigio será que ese monte se parecerá a los gorros de los frigios que los revolucionarios franceses tomaron como emblema de la libertad en 1793 y mas tarde lo usaron los republicanos españoles. El Gurugú limita  con los ríos de Farhana y Beni Sicar que nacen en los altos de Taxuda y forman lo que es el Oro, también limita con la llanura de Beni Enzar y la Mar Chica. Hay quien dice que el rio Oro debe su nombre a las pepitas del precioso metal que se encontraban en su cauce.  
El 29 de Septiembre de 1909, los primeros que llegaron a la cima del Gurugú fueron  un teniente del Disciplinario y seis soldados de la columna del Teniente Coronel Aizpuru junto con dos guías indígenas. Lo hicieron en el Pico Basbel, y media hora mas tarde subieron los Cazadores de las Navas con toda la alegría  del momento. Un soldado aragonés le cantó una jota muy sencilla y emotiva que decía: "Hoy la Virgen del Pilar/ nos dió valor y salud/ para poder escalar/ el alto del Gurugú". El nombre del Gurugú o Caramú estará siempre ligado a Melilla por todo lo que ha significado en la dilatada historia de nuestra ciudad. Por los jovenes que dieron sus vidas para que hoy disfrutemos de la belleza e idiosincracia española en la ciudad. Es la llama invisible que debe permanecer encendida siempre, aunque Gurugú signifique para algunos el hijo trasnochado  de Marte.
Hablar de la Mar Chica, para nosotros los melillenses, es como hablar de algo familiar. Yo voy a intentar resumir en este corto espacio lo que muchos historiadores lo hacen en varios tomos.
El Bahai Seguer, en árabe; Bahá Amezián en chelja, también llamada Laguna de Bu Erg, Sebjá Bu Erg y en el siglo XVI Laguna de Puerto Nuevo. La faja de arena, la Bocana, la llaman El Yezira (la Isla). No sé cómo sería la historia de nuestra ciudad si se hubiese llevado a cabo lo que en  1549 Don Bernardino de Mendoza proyectó, y fue el traslado de la Plaza a la Mar Chica. La historia se hubiese escrito diferente. El 21 de Octubre de 1553 el turco Salah Rais desembarca en la misma para mezclarse en la política de Fez. Llevaba dos galeras, nueve galeotas y veinte piezas de artilleria. Desde los torreones Cabras, Bernal Francés, Pelotas y Cruces, "...Turrioncillos chequitos y unas almenas que hay que derribar porque se estan cayendo y hazerle un petríl talusado..".Estos torreones son los que vemos tan altivos y soberbios al llegar a Melilla por mar. Por la Ensenada de los Galápagos, antiguamente llamada de los Viejos, Muralla a la Villa Vieja, Bateria Real hasta el Espolón : "...Alzar el terrapleno desde la Ampolleta nueba asta la biexa y el lienzo que va al turrión de Santi Espiritu que cubra el Padrastro porque está muy baxo..". Ya podían los españoles, que observaban desde estos torreones  el desembarco, temer al turco. En 1579 el Príncipe Vespasiano Gonzaga Colonna, Virrey de Navarra es enviado por Felipe II para  reconocer la Mar Chica y evitar que los turcos se apoderaran de élla. El 25 de Marzo de ése mismo año, por Real Decreto se conceden ayudas complementerias para reparar la iglesia. Esto fue debido a que meses antes se dejó sentir un terremoto que destruyó varias casas y lo que actualmente es la Bocana se abrió hacia el mar, dejando pasar agua hasta confundirse con el mar abierto. En 1775 hubo otro terremoto cerrandola nuevamente y a mediados del pasado siglo otro la abrió por el punto actual.
La calleGurugú, situada cerca de la falda del monte de su mismo nombre y del barrio Chino está situada perpendicularmente con la de Mar Chica, calle ésta donde la vigilancia y policía militar, según las épocas, la tenían paseadas en horas de asueto de los militares sin graduación y algún que otro paisano con ganas de hablar de cosas íntimas con las damas que trabajaban en los distintos bares de las dos aceras. A veces, de tanto hablar de cosas íntimas, mas de uno se iba a su casa con una gonorrea galopante e infectado de unos bichitos que dicen que salen hasta en las cejas, las famosas ladillas luneras.

                                                          Juan Aranda López                                             Málaga  Mayo 1996