lunes, enero 09, 2006

Brisas melillenses 08/04/1999

BRISAS MELILLENSES

Escribir para alguien que espera ver reflejado algún recuerdo personal en lo que lee es algo que apasiona y produce temor, como especie de hacer el ridículo, pero siempre la lectura es una delicia si el libro es amable, en este caso esta humilde cuartilla.
Nuestro buen amigo Carlos Ordiñana, que me conoce hace ya tres décadas, y sabe mi amor por nuestra ciudad me propuso, con un poco de recelo, -pensaba que le iba a decir que no-, escribir en esta revista trimestral algo sobre Melilla y rápidamente le tomé la palabra y dije sí. Le dije que era un aprendiz de juntar palabras y que todo lo que me publicase esta revista serían recuerdos personales impregnados con la historia de la ciudad que vine a la vida.
A muchos de nosotros, melillenses de los cincuenta, la fogosidad romántica de nuestra juventud siempre perdura con los recuerdos; pienso que será por la apeninsularidad o lejanía de Melilla, aunque el haber nacido en ese puntito del norte de Africa es un galardón que hay que llevarlo como si fuese una condecoración.
La palabra envidia es uno de los pecados capitales que hay que desterrar por lo feo y absurdo que es. Yo en vez de llamarle envidia digo como Azorín: noble emulación. Esto viene a cuento porque aquí en Málaga residen muchos ceutíes y uno de ellos me comentó con sorna que Ceuta tenía cuatro cosas en un dicho popular rimando la última con Madrid : “Cuatro cosas tiene Ceuta/ que no las tiene Madrid, / el bonito, la caballa / el Acho y el Rebellín/. Y nosotros como ya sabéis: Tres cosas tiene Melilla/ que no las tiene Madrid/ el poniente, el levante / y el Telegrama del Rif/. Es una envidia infantil que me retrotrae otros gratos recuerdos de cuando las edades se injertan para no olvidarse jamás, la niñez y juventud, como aquella vez que le pregunté a mi padre por el significado de la palabra OAMSA, su respuesta fue sonriendo y recitando como un letanía:” Oh Animales Melillenses Subirse Aquí”. Se refería a la antigua compañía de autobuses de Melilla. Esta frase jocosa solamente la saben en la ciudad las personas que tuvieron el privilegio de ser jóvenes en los años del Charlestón, los felices veinte.
Como a todo hijo de vecino que le gusta hablar de las excelencias de su ciudad natal a mi me encanta hablar, comentar, discutir, a veces con firmeza hasta desarrollarlas y desmenuzarlas para explicarlas con humildad a quien quiera oírlas. Algunas veces me baso en los gratos momentos que pasábamos cuando éramos jóvenes , cuando hacíamos paseos interminables hasta el toque de retreta por la Avenida; los conciertos en el templete del parque Hernandez, los bailoteos en los diferentes casinos, el vitoreo en el Alvarez Claros cuando ganaba el Melilla, . Son tantos que enumerarlos sería largo en escribirlo, pero con la Historia de la ciudad, esa que la escribo con mayúsculas siempre me provoca una alegría interior. Empecé a descubrirla siendo un jovenzuelo curioso y bastante preguntón, y como dice Mir Berlanga: “Melilla es una ciudad llena de hechos históricos que merecen ser conocidos”. Como un pequeño dato histórico que todos conocemos diré que el baluarte de las Cinco Palabras está encima de la famosa Puerta de Santiago y mas abajo la también conocida ensenada de Los Galápagos. Pues bien, lo que muy poca gente conoce es el origen de llamarse así. Las cinco palabras era porque en lo alto del baluarte se ajusticiaban a los condenados a la pena de muerte y empezaban rezando: “Creo en Dios Padre Todopoderoso...”. Y con respecto a la ensenada de Los Galápagos se le llamó también de Los Viejos; el origen de este no he logrado averiguarlo y si alguien docto en la materia lo proporciona le quedaríamos agradecido porque enriquecería mis pobres entendederas y también porque todo el que lea esta publicación también lo reconocería.

Los paseos por la Avenida en los Años 50

La Avenida tiene un encanto
que las muchachas lucen;
el paseo es obligado
en las tardes de domingo.
Los coches no pasan,
la vigilancia militar
observa quieta.
Ellas se saludan cien veces
hasta el toque de retreta.


Málaga 8 de Abril de 1.999