domingo, enero 08, 2006

Prensa 4 19/05/1998

Hablar de Melilla en la Pen¡nsula, es a veces una tarea 
dura. Solamente para convencer a tu interlocutor de que tu ciudad 
es Espa¤a, y no de ‚sta, te cuesta alteraciones card¡acas de 
tantos trompazos que te das contra el muro de la desinformaci¢n y 
desidia a que est n acostumbrados. A veces quisiera ser poeta y 
decirle a Melilla palabras de amor en el recuerdo desde mi 
lejan¡a peninsular. Aunque comprendo el solfeo, aprendido en una 
ciudad sin conservatorio, como era Melilla en aquellos tiempos, 
ya me gustaria saber cantar y ense¤arle los trinos que Don Julio 
nos ense¤¢ en la ni¤ez, de ‚sa ni¤ez y primera juventud que todos 
guardamos siempre viva. Quisiera ser uno de esos miles de p jaros 
migratorios que hacen parada y fonda en la ciudad, cerca de las 
gaviotas de Tr pana, carcel cancelada hace noventa a¤os, para 
poder volar por el mar y llevarle el aliento de muchos espa¤oles 
que a£n pensamos en el idioma de Cervantes, con todos mis 
respetos a otras lenguas y creencias.
Se que Melilla ha servido de musa a muchos poetas y 
escritores que le han cantado las excelencias de una 
ciudad, cuna de h‚roes, por sus connotaciones, Barranco del Lobo, 
Annual, Monte Arruit, etc. La novela, "La Hija de Marte" (Hija de 
la Guerra), de Carca¤o lo dice bi‚n claro con su titulo. Rafael 
Guill‚n nos acerca a Melilla con todo el lirismo del mar:... "Que 
no es frontera el mar por ‚ste canto./ Solo es agua, y el agua, 
como el llanto,/ une a los hombres mas que los separa".
Francisco Sanchez Barbero, escritor, intelectual y liberal, 
condenado a pres¡dio por oponerse al Deseado (Indeseado) Fernando 
VII, escribi¢ varios poemas desde su encarcelamiento que no 
tienen desperdicios. Para ‚l Melilla era, "aquesta mansi¢n de 
criminales", " negra siempre abominable mansi¢n de las cadenas", 
"las pulgas son los sabios de Melilla", debido al profundo 
desprecio que sent¡a por sus carceleros y mas concretamente por 
sus compa¤eros de cautiverio, los presos comunes. En unos versos 
de un poema a Ovidio por su largo destierro, como el que sufr¡a 
‚l mismo dice:..."Para escarmiento de poetas patrios/ tan viles 
como t£, yo te mandara/ Publio Nas¢n, con triplicados hierros,/ 
atado al pi‚, desnuda la rodilla, morar en el pres¡dio de 
Melilla...". ste intelectual muri¢ en 1819, unos historiadores 
fijan la fecha el 24 de Febrero y otros el 24 de Octubre. La 
negra mansi¢n de las cadenas con las pulgas sabias del Pres¡dio 
lo acogieron en la tierra patria fundiendolo con todos los h‚roes 
enterrados en ella, y a£n faltaba medio siglo para que Melilla 
fuera el abanico geogr fico y ‚tnico espa¤ol en que se ha 
convertido en la actualidad. A mi me gusta llamar a mi ciudad, 
Melilla la abanicada por su geograf¡a en forma de abanico, ya que 
tiene su v‚rtice en el lugar donde estaba el Torre¢n o Torre de 
Santa Barbara, muy cerca de Correos y la Plaza de Espa¤a desde 
donde fijaron el perimetro de lo que es Melilla moderna con sus 
14 kms. Me gusta llamarla la Blanca Marinera, por su luz 
mediterr nea, por sus conchas de n car de sus playas y 
acantilados, el caso es que a Melilla, nadie debe quitarle la 
Primavera, que la dejen parir a espa¤oles, con todo el amor que 
una madre desea para sus hijos.
Ha habido veces en que el poema de Rosal¡a de Castro, que 
dice: "Probe Galicia, non debes/ chamarte nunca espa¤ola/ que 
Espa¤a de ti se olvida", he deseado leerselo a un pol¡tico de 
ambito nacional, y a otro, pero ‚ste es descafeinado y local y 
del signo que todos conocemos, por sus declaraciones, que 
vulneran nuestra Carta Magna, donde dice bien claro la 
espa¤olidad de Melilla, nombr ndola con su patron¡mico, al igual 
que a nuestra hermana Ceuta. Deben recordar ‚stos politicos que 
siempre habr  alguien, con su grano de arena espa¤ola, que siga 
construyendo el muro que impida esa felon¡a.

Š
Rusadir tiene once torreones,
todos ellos ven el mar,
‚ste tan azul y salado es,
que los baluartes,
desde el de las Cinco Palabras
hasta el de San Fernando
se reflejan en el.
Espa¤oles, que de Melilla hablais
sin honor y sin raz¢n,
os suplico que penseis
­ Es Espa¤a !,
y lo hagais con el coraz¢n.