Prólogo 19/05/1998
Hablar de Melilla en la Pen¡nsula, es a veces una tarea
dura. Solamente para convencer a tu interlocutor de que tu ciudad
es Espa¤a, y no de ‚sta, te cuesta alteraciones card¡acas de
tantos trompazos que te das contra el muro de la desinformaci¢n y
desidia a que est n acostumbrados. A veces quisiera ser poeta y
decirle a Melilla palabras de amor en el recuerdo desde mi
lejan¡a peninsular. Aunque comprendo el solfeo, aprendido en una
ciudad sin conservatorio, como era Melilla en aquellos tiempos,
ya me gustaria saber cantar y ense¤arle los trinos que Don Julio
nos ense¤¢ en la ni¤ez, de ‚sa ni¤ez y primera juventud que todos
guardamos siempre viva. Quisiera ser uno de esos miles de p jaros
migratorios que hacen parada y fonda en la ciudad, cerca de las
gaviotas de Tr pana, carcel cancelada hace noventa a¤os, para
poder volar por el mar y llevarle el aliento de muchos espa¤oles
que a£n pensamos en el idioma de Cervantes, con todos mis
respetos a otras lenguas y creencias.
Se que Melilla ha servido de musa a muchos poetas y
escritores que le han cantado las excelencias de una
ciudad, cuna de h‚roes, por sus connotaciones, Barranco del Lobo,
Annual, Monte Arruit, etc. La novela, "La Hija de Marte" (Hija de
la Guerra), de Carca¤o lo dice bi‚n claro con su titulo. Rafael
Guill‚n nos acerca a Melilla con todo el lirismo del mar:... "Que
no es frontera el mar por ‚ste canto./ Solo es agua, y el agua,
como el llanto,/ une a los hombres mas que los separa".
Francisco Sanchez Barbero, escritor, intelectual y liberal,
condenado a pres¡dio por oponerse al Deseado (Indeseado) Fernando
VII, escribi¢ varios poemas desde su encarcelamiento que no
tienen desperdicios. Para ‚l Melilla era, "aquesta mansi¢n de
criminales", " negra siempre abominable mansi¢n de las cadenas",
"las pulgas son los sabios de Melilla", debido al profundo
desprecio que sent¡a por sus carceleros y mas concretamente por
sus compa¤eros de cautiverio, los presos comunes. En unos versos
de un poema a Ovidio por su largo destierro, como el que sufr¡a
‚l mismo dice:..."Para escarmiento de poetas patrios/ tan viles
como t£, yo te mandara/ Publio Nas¢n, con triplicados hierros,/
atado al pi‚, desnuda la rodilla, morar en el pres¡dio de
Melilla...". ste intelectual muri¢ en 1819, unos historiadores
fijan la fecha el 24 de Febrero y otros el 24 de Octubre. La
negra mansi¢n de las cadenas con las pulgas sabias del Pres¡dio
lo acogieron en la tierra patria fundiendolo con todos los h‚roes
enterrados en ella, y a£n faltaba medio siglo para que Melilla
fuera el abanico geogr fico y ‚tnico espa¤ol en que se ha
convertido en la actualidad. A mi me gusta llamar a mi ciudad,
Melilla la abanicada por su geograf¡a en forma de abanico, ya que
tiene su v‚rtice en el lugar donde estaba el Torre¢n o Torre de
Santa Barbara, muy cerca de Correos y la Plaza de Espa¤a desde
donde fijaron el perimetro de lo que es Melilla moderna con sus
14 kms. Me gusta llamarla la Blanca Marinera, por su luz
mediterr nea, por sus conchas de n car de sus playas y
acantilados, el caso es que a Melilla, nadie debe quitarle la
Primavera, que la dejen parir a espa¤oles, con todo el amor que
una madre desea para sus hijos.
Ha habido veces en que el poema de Rosal¡a de Castro, que
dice: "Probe Galicia, non debes/ chamarte nunca espa¤ola/ que
Espa¤a de ti se olvida", he deseado leerselo a un pol¡tico de
ambito nacional, y a otro, pero ‚ste es descafeinado y local y
del signo que todos conocemos, por sus declaraciones, que
vulneran nuestra Carta Magna, donde dice bien claro la
espa¤olidad de Melilla, nombr ndola con su patron¡mico, al igual
que a nuestra hermana Ceuta. Deben recordar ‚stos politicos que
siempre habr alguien, con su grano de arena espa¤ola, que siga
construyendo el muro que impida esa felon¡a.
Š
Rusadir tiene once torreones,
todos ellos ven el mar,
‚ste tan azul y salado es,
que los baluartes,
desde el de las Cinco Palabras
hasta el de San Fernando
se reflejan en el.
Espa¤oles, que de Melilla hablais
sin honor y sin raz¢n,
os suplico que penseis
Es Espa¤a !,
y lo hagais con el coraz¢n.
dura. Solamente para convencer a tu interlocutor de que tu ciudad
es Espa¤a, y no de ‚sta, te cuesta alteraciones card¡acas de
tantos trompazos que te das contra el muro de la desinformaci¢n y
desidia a que est n acostumbrados. A veces quisiera ser poeta y
decirle a Melilla palabras de amor en el recuerdo desde mi
lejan¡a peninsular. Aunque comprendo el solfeo, aprendido en una
ciudad sin conservatorio, como era Melilla en aquellos tiempos,
ya me gustaria saber cantar y ense¤arle los trinos que Don Julio
nos ense¤¢ en la ni¤ez, de ‚sa ni¤ez y primera juventud que todos
guardamos siempre viva. Quisiera ser uno de esos miles de p jaros
migratorios que hacen parada y fonda en la ciudad, cerca de las
gaviotas de Tr pana, carcel cancelada hace noventa a¤os, para
poder volar por el mar y llevarle el aliento de muchos espa¤oles
que a£n pensamos en el idioma de Cervantes, con todos mis
respetos a otras lenguas y creencias.
Se que Melilla ha servido de musa a muchos poetas y
escritores que le han cantado las excelencias de una
ciudad, cuna de h‚roes, por sus connotaciones, Barranco del Lobo,
Annual, Monte Arruit, etc. La novela, "La Hija de Marte" (Hija de
la Guerra), de Carca¤o lo dice bi‚n claro con su titulo. Rafael
Guill‚n nos acerca a Melilla con todo el lirismo del mar:... "Que
no es frontera el mar por ‚ste canto./ Solo es agua, y el agua,
como el llanto,/ une a los hombres mas que los separa".
Francisco Sanchez Barbero, escritor, intelectual y liberal,
condenado a pres¡dio por oponerse al Deseado (Indeseado) Fernando
VII, escribi¢ varios poemas desde su encarcelamiento que no
tienen desperdicios. Para ‚l Melilla era, "aquesta mansi¢n de
criminales", " negra siempre abominable mansi¢n de las cadenas",
"las pulgas son los sabios de Melilla", debido al profundo
desprecio que sent¡a por sus carceleros y mas concretamente por
sus compa¤eros de cautiverio, los presos comunes. En unos versos
de un poema a Ovidio por su largo destierro, como el que sufr¡a
‚l mismo dice:..."Para escarmiento de poetas patrios/ tan viles
como t£, yo te mandara/ Publio Nas¢n, con triplicados hierros,/
atado al pi‚, desnuda la rodilla, morar en el pres¡dio de
Melilla...". ste intelectual muri¢ en 1819, unos historiadores
fijan la fecha el 24 de Febrero y otros el 24 de Octubre. La
negra mansi¢n de las cadenas con las pulgas sabias del Pres¡dio
lo acogieron en la tierra patria fundiendolo con todos los h‚roes
enterrados en ella, y a£n faltaba medio siglo para que Melilla
fuera el abanico geogr fico y ‚tnico espa¤ol en que se ha
convertido en la actualidad. A mi me gusta llamar a mi ciudad,
Melilla la abanicada por su geograf¡a en forma de abanico, ya que
tiene su v‚rtice en el lugar donde estaba el Torre¢n o Torre de
Santa Barbara, muy cerca de Correos y la Plaza de Espa¤a desde
donde fijaron el perimetro de lo que es Melilla moderna con sus
14 kms. Me gusta llamarla la Blanca Marinera, por su luz
mediterr nea, por sus conchas de n car de sus playas y
acantilados, el caso es que a Melilla, nadie debe quitarle la
Primavera, que la dejen parir a espa¤oles, con todo el amor que
una madre desea para sus hijos.
Ha habido veces en que el poema de Rosal¡a de Castro, que
dice: "Probe Galicia, non debes/ chamarte nunca espa¤ola/ que
Espa¤a de ti se olvida", he deseado leerselo a un pol¡tico de
ambito nacional, y a otro, pero ‚ste es descafeinado y local y
del signo que todos conocemos, por sus declaraciones, que
vulneran nuestra Carta Magna, donde dice bien claro la
espa¤olidad de Melilla, nombr ndola con su patron¡mico, al igual
que a nuestra hermana Ceuta. Deben recordar ‚stos politicos que
siempre habr alguien, con su grano de arena espa¤ola, que siga
construyendo el muro que impida esa felon¡a.
Š
Rusadir tiene once torreones,
todos ellos ven el mar,
‚ste tan azul y salado es,
que los baluartes,
desde el de las Cinco Palabras
hasta el de San Fernando
se reflejan en el.
Espa¤oles, que de Melilla hablais
sin honor y sin raz¢n,
os suplico que penseis
Es Espa¤a !,
y lo hagais con el coraz¢n.
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