viernes, enero 06, 2006

Ceuta 1988

[1]CEUTA[1]

La presencia espa¤ola en el Norte de Africa, es una 
constante historia anterior a la llegada de los rabes a la 
pen¡nsula. La guerra de la Reconquista, la mas larga en la 
historia de la Humanidad,no termin¢ en 1492, sino que continu¢ 
con la reconquista de la antigua provincia de Hispania Nova 
Ulterior o Espa¤a Transfetana, donde hoy se encuentra Marruecos, 
Ceuta y Melilla.

El hecho del descubrimiento de Am‚rica, desvi¢ todas las 
energ¡as a esa conquista, claro que, no impidi¢ la recuperaci¢n 
de las actuales plazas, cuya terminaci¢n fue antes de que el 
reino de Marruecos se constituyera y se formara como tal.

Los pe¤ones de V‚lez y Alhucemas, fueron arrebatados a los 
turcos en 1564 y 1673 respectivamente. En el caso de las 
Chafarinas, fueron ocupadas por Espa¤a en 1848, estando 
deshabitadas. Y yo me pregunto: ¨Por qu‚ Hassan II no piensa que 
sus antecesores las pod¡an haber ocupado si estaban vac¡as?.

Referente a las manifestaciones que un partido de izquierda 
ha hecho en lo concerniente a Ceuta y Melilla... "que deb¡an 
cederle a Marruecos dichas ciudades", quiero que leais lo que en 
la Camara de los Comunes dijo Frederic Bernnet el 4 de agosto de 
1965..."la mejor respuesta es tratar de convencer a Espa¤a de que 
tenemos la intenci¢n de no ceder jam s Gibraltar". Patrick 
Walls, ese mismo d¡a dijo: "Espa¤a sabe muy bien que jam s 
devolveremos Gibraltar". Son frases lapidarias pronunciadas 
respecto a una colonia y una poblaci¢n no inglesa que no es el 
caso de nuestras queridas Ceuta y Melilla que son territorio 
espa¤ol como intentar‚ explicaros m s adelante. Ya veis, como 
los ingleses defienden con u¤as y dientes lo que arrebataron con 
traici¢n y felon¡a a unos aliados que se peleaban entre hermanos.

El 25 de Marzo de 1917 en el Ateneo de C diz, don Miguel 
Primo de Rivera dijo: "...no es estrategicamente imprescindible 
para Espa¤a mantener un s¢lo hombre m s all  de la peninsula...". 
Fue fulminantemente su cese del cargo de Gobernador Militar de 
C diz. A¤os m s tarde, fue un heroe en la guerra de 
pacificaci¢n de nuestro protectorado, con la toma de Alhucemas.

En el a¤o 69 de nuestra era es denominada Septen Frates, y 
el emperador Ot¢n, la agrega a Gades (C diz) juridicamente, y 
llama a la Mauritania, Hispania-Tingitana. Esta palabra como 
sabeis, es de origen fenicio del vocablo "Mahaur¡n", que si lo 
traducimos al castellano, quiere decir extremo occidente, que 
curiosamente el nombre de "El Mogreb", significa "Occidente".

Hasta el 429 sigue unida al gobierno de la B‚tica. En el 
445 Teodorero, rey hispano godo, toma Ceuta. En el 554 
Atanagildo cede al emperador bizantino Justiniano el Algarbe, la 
B‚tica y parte de la zona levantina y Mauritania. En el 615, 
Sisebuto expulsa a los bizantinos de la pen¡nsula y reconquista 
Ceuta y parte de la Mauritania Tingitana. Del 672 al 680, Wamba Šderrota a los rabes y los retrasa en su avance a la pen¡nsula 
casi 30 a¤os y al final entran por culpa de los males de los 
espa¤oles, peleas constantes entre hermanos.

En el 814, el arrabal de C¢rdoba es testigo de una 
sangrienta revuelta, ‚sta dio origen a que el Emir Ahlakan 
desterrara a millares de cordobeses, que unos fueron a Egipto y 
la mayor¡a a Fez. Y me hago otra pregunta con una respuesta que 
todo el que haya leido algo de historia: ¨Por qu‚ el decreto de 
expulsi¢n les prohib¡a morar en territorios de la soberan¡a 
cordobesa?, Ceuta y Melilla pertenec¡an a la pen¡nsula.

En los a¤os 1268 y 1415 es arrasada varias veces por los 
normandos y en 1588 cae en manos de Portugal. M s tarde, en 
1640, por voluntad expresa de sus habitantes y al grito de 
"­Ceuta por Felipe IV!" es espa¤ola. Este rey, le concede el 
t¡tulo de "Fidelisima Ciudad de Ceuta; y como tal, h gola de 
estos mis reinos con atributos, privilegios y execi¢n a los hijos 
de Ceuta y cada uno de por s¡ estos mis reinos de la Corona de 
Castilla, Leon y Granada".

Ceuta como Melilla, siempre estuvo vinculada a los poderes 
peninsulares: Romano, Bizantino, Godo, Musulm n-Espa¤ol, 
Portugu‚s y Espa¤ol. Quiero aclarar, que Melilla nunca fue 
portuguesa. Las constituciones espa¤olas siempre han considerado 
a estas ciudades de Ceuta y Melilla, como parte del territorio 
nacional, que lo tiene por derecho, lengua y raza. ¨Puede 
Marrueco reclamar unos territorios que en 2000 a¤os s¢lo fueron 
hostigados 50 de estos por el antecesor de Hassan II, el reino de 
Fez, habiendo sido habitadas en esos 2000 a¤os por peninsulares?. 
Esta pregunta, cae como la fruta madura. Vamos a hacer historia 
y vereis como queda hipoteticamente la respuesta. Portugal, es 
el £nico que podr¡a reivindicarlas para s¡, ahora que nosotros, 
reivindicar¡amos con una visi¢n de la historia, hipot‚tica por 
supuesto: el Rosell¢n, la Cerde¤a, Italia, C¢rcega, La Saboya 
Francesa, Alemania, Alsacia y Lorena, La Prusia Oriental, Grecia, 
La Tracia Turca, etc.

Todo lo dicho est  entresacado de la historia de Espa¤a, y 
se lo dedico a todos los nacidos en esos territorios para que 
sigan pensando que por derecho, raza y lengua, son tan espa¤oles 
como esos nacidos en la pen¡nsula que quisieran verla en manos de 
S. M. Alahuita Hassan II.



Juan Aranda L¢pez

M laga 1988

Carta protesta Febrero 1991

Malaga, Febrero de 1991

Sr. Director de Diario SUR:

Con el ruego de que esta carta sea publicada en ese diario 
que tan bien dirige usted, me he permitido escribir una protesta 
a Ram¢n Espasa, diputado por I.U. sobre las declaraciones 
vertidas a las ciudades de Ceuta y Melilla, comparandolas con el 
conflicto del Golfo P‚rsico, y mas concretamente, la invasi¢n de 
Irak sobre Kuwait.
Yo soy un espa¤ol, como tantos otros, nacido en Melilla, 
ciudad a la que adoro, que le extra¤¢ muchisimo ver, a un se¤or 
politico, diputado de un partido que me merece todos los 
respetos, y al cual habr n votado muchos ciudadanos nacidos y 
criados en esas ciudades, que este se¤or, como muchos dirigentes 
de su partido, estan empecinados en que se las entreguemos a 
Marruecos, asi, por las buenas. Uno que es un ciudadano 
corrientito, no entiende mucho de politica de alta altura, pero 
si que vi¢ al se¤or Espasa descolgarse con unas declaraciones que 
ponian la piel de gallina, sin que dicho se¤or se ruborizara lo 
mas minimo. Menos mal que el se¤or Fernandez Ordo¤ez, lo puso 
verde, diplomaticamene claro est , porque eso si tienen estos 
se¤ores, diplomacia, y una gran dosis de demagogia, que solo 
sirve para confundir al personal.
El Ayuntamiento de Ceuta ha declarado persona "non grata"al 
se¤or Espasa, no lo quieren ver por esos lares, sus razones 
tienen. El de Melilla, creo que tambi‚n lo ha puesto como el 
famoso submarino, amarillo. Yo solamente deseo aconsejar a este 
se¤or, si me lo permite, que se empape de la historia de su 
Pais, Naci¢n, Patria o Espa¤a, como guste, y mas concretamente la 
verdadera historia de Ceuta y Melilla. Cuando lo haya hecho, debe 
darse una vueltecita por all¡, y pierda cuidado que no le haran 
ning£n mal, estos ciudadanos estan civilizados, lo estan desde 
1497, y me parece que antes de que muchos pueblos de Espa¤a esten 
configurados en el mapa de la Espa¤a moderna.
Para terminar, y sin rasgarme las vestiduras, mando un 
saludo a todos los espa¤oles de buena f‚, y muy particularmente a 
los nacidos en esas ciudades, ya que deben aguantar los dardos 
venenosos que les lanzan algunos politicos sin raz¢n alguna, en 
vez de buscar la concordia y no la desidia.

"El coraz¢n de un hombre de estado debe estar en su cabeza"
(Plat¢n)

Saludo 2 19/05/1998


Terminaba Agosto de 1953 y el parque Hernandez, Plaza de 
Espa¤a, Teniente Coronel Segu¡, las tombolas y casetas se 
preparaban para la feria del Centro. Aquella tarde, en la 
Comandancia Militar tambi‚n se preparaba la guardia para arriar 
la bandera, homenaje como sabr n, se hace cada d¡a con el toque 
de oraci¢n, interpretado por el corneta de la misma guardia. 
Aquello era un espect culo para la chiquilleria musiquer¡l de la 
banda de los flechas, agolpados a la verja del parque por la 
parte interior. Ver a un soldado bajito y pel¢n, casi todos los 
componentes de las bandas de cornetas y tambores de los 
regimientos eran bajitos, la falta de pelo era por la higiene y 
la proliferaci¢n de habitantes en los cueros cabelludos de los 
militares sin graduaci¢n, interpretando el toque mas emotivo de 
todos los que tiene el ejercito, al menos a mi me emociona, para 
los ni¤os rera algo asombroso. Todo el mundo se paraba, los 
militares saludaban con la mano en la si‚n, y los paisanos 
quietos y a pi‚ firme en todas las calles adyacentes a la 
Comandancia.
Yo contaba nueve a¤os gloriosos de juegos con pelotas de 
trapo, de saltos y carreras por los jardines del pulm¢n izquierdo 
de Melilla, el derecho (Lobera) era estar en casa por su cercan¡a 
del colegio de Ataque Seco.
Era una tarde luminosa, como solamente Melilla sabe 
crearlas con su cielo a¤¡l africano. Los ni¤os estabamos frente a 
la puerta principal de la Comandancia haciendonos sitio a 
codazos, teniendo toda la acera para nosotros, para ver al 
soldado arriar la bandera, mientras los dem s compa¤eros le 
presentaban armas, todo serios y disciplinados. Para mucha gente 
les parecer  rutina ver todos los dias los mismos movimientos 
marciales y a la misma hora, para nosotros era siempre algo 
nuevo. Cada d¡a era un cuartel distinto, y las caras de los 
soldados nos parec¡an las mismas siempre. Cuando le tocaba a la 
Legi¢n nos parec¡a raro que la corneta fuese mas grande que las 
dem s, luego supimos que era por la tonalidad.
La orden militar de: "firmes y mirando a la bandera" la 
aprend¡ ese mismo d¡a de Agosto del 53, con una edad donde las 
palabras patria, bandera, y todos los toques de llamadas de un 
cuartel eran habituales en los ni¤os de Melilla. Tambi‚n las 
aprend¡amos en los patios de las escuelas y de tres en fondo en 
el Frente de Juventudes.
Era un tipo delgado de unos cincuenta a¤os, alto y estrecho 
de pecho, con bigote ralo horizontal en su peque¤o labio, 
brill bale un diente de oro en su mal cuidada boca llena de 
caries negra, los ojos los ten¡a peque¤os, que mas bi‚n parec¡an 
dos rajitas lega¤osas sin haber visto agua en varios d¡as. Vest¡a 
un pantal¢n oscuro y una blusa-chaqueta llena de bosillos y 
lamparones a¤ejos y brillantes, oliendo a puro y a casa de putas 
cerrada toda una noche sin ventilar. ste ciudadano, "patriota", 
‚staba en la esquina del parque, frente a la botica de la otra 
esquina de General Marina, todo firme y serio ‚l, pero por el 
rabillo de uno de sus sucios ojos me lanzaba r fagas, que por mi 
edad no comprend¡a muy bi‚n su significado, luego comprend¡ que 
eran de odio. Todo ‚sto ocurr¡a mientras el soldado bajito y 
pel¢n ejecutaba el sagrado toque de oraci¢n a nuestros muertos en 
campa¤as. Al acabar el sonido de la corneta y cuando los soldados 
romp¡an filas me encontr‚ frente al "patriota". Su palidez hab¡a 
desaparecido, ahora su cara era un amasijo de colores violeta y 
encarnado, mirandome fijamente con sus ojos lega¤osos, y al 
tiempo que me cruzaba la cara de nueve a¤os, toda sonrosada y 
parte del oido izquierdo con su delgada y sudada mano, me espet¢ 
: "Bastardo, ponte firme y mirando a la bandera". El llamarme 
bastardo ser¡a porque ignoraba que en mi partida de nacimiento 
figuran los nombres de mis padres y en la que dice que soy hijo Šleg¡timo de ellos. Como es l¢gico, el guantazo que me endi¤¢ hizo 
que cayera al suelo y estubiese varios minutos inconsciente. 
Cuando volv¡ a la realidad me encontr‚ con un pa¤uelo lleno de 
colonia en la mejilla y una se¤ora que me besaba en la frente, me 
pareci¢ la Virgen del Carmen. Mis amigos estaban en el portal del 
edificio donde vivi¢ Franco y creo que a£n existe una placa que 
lo dice, mas acobardados, quiz s, que yo. Porque a mi ya no hab¡a 
nadie que me tocara un pelo, ten¡a una guardiana como una 
pantera. Los ep¡tetos que le proferia al "patriota" huido, porque 
eso si que hizo, correr como un conejo al ver a tanta gente 
increp ndole y afeandole el gesto tan "valeroso" y "patriota". 
Los tacos que escuch‚ que le dec¡an, aunque figuran en el 
diccionario de la Academia no son reproducibles. Resulta que los 
ni¤os que est bamos cerca de ‚l no nos pusimos firmes ni miramos 
a la bandera, si no que mirabamos al soldado bajito y pel¢n c¢mo 
tocaba la corneta, ya que siempre hac¡amos comparaciones con 
nosotros al ser ni¤os-m£sicos de la Falange. Ese fu‚, para aqu‚l 
sujeto, nuestro pecado antipatriota. A¤os mas tarde y en viajes 
cortos a Melilla, por los permisos anuales y visitas familiares, 
ve¡a a ‚ste hombre que mas bi‚n parec¡a un sepulcro blanqueado, 
por lo atildado de su vestimenta y estirado en sus andares, pero 
con la cara de una muerte anunciada. Ya no lo volv¡ a ver mas, lo 
perdon‚ en el momento que mi capacidad de perd¢n me lo permiti¢, 
y eso fu‚ al poco rato de recibir el bofet¢n, al creerme culpable 
de antipatriotismo, tal era mi desconocimiento al respecto.
Ahora pienso que para ser patriota y llevar a nuestra tierra 
en el coraz¢n no hay que ser tan estirado como aqu‚l hombre 
peg¢n de ni¤os. El patriotismo debemos llevarlo en el alma como 
el fuego eterno, recordando siempre que la bandera somos todos, y 
como tal debemos respetar y guardarla de esos patrioteros 
estre¤idos que se creen poseedores de verdades patrios. La 
intolerancia de un adulto, ejercida con violencia, contra un ni¤o 
era el signo de la ignorancia, aunque para algunos ser¡a la mala 
leche que se gast¢ el "patriota".

Bolones 19/05/1998

Desde la explanada del cementerio, calle Castelar abajo, 
torciendo a la izquierda por Sagasta y desembocando por la de 
Cadiz hasta la pared lateral de la panaderia Aznar, era el 
recorrido de rigor de los carrillos de bolones. Y digo carrillo 
porque as¡ era como le dec¡amos, los carritos ‚ran los que usaban 
los peque¤os tirando de ‚llos con una cuerda, igual que hoy.
stos carrillos los hicimos famosos los ni¤os de Melilla. 
Habr  quien recuerde a algunos de pantal¢n corto hasta las 
rodillas, con las piernas llenas de mataduras de los porrazos, 
montados en una caja de madera con dos ejes y cuatro ruedas. El 
carrillo se compon¡a de una caja de madera, a ser posible de 
leche Esbensen o un vino Rioja muy famoso, por ser ‚stas bastante 
duras. Se le quitaba un lateral y las tablas se reforzaban con 
tablitas cortas. Luego se le acoplaba el eje trasero con dos 
ruedas grandes, ‚stas eran los rodamientos que nos daban en los 
talleres de mec nica, y alg£n que otro padre ben‚volo agenciaba 
para su hijo, clav ndolo y teniendo cuidado al hacerlo para que 
la punta del clavo no saliera por dentro de la caja y te 
destrozara los pantalones y lo que era peor, clavartelo en los 
gl£teos. Una vez que tenias la parte trasera, la colocaci¢n del 
eje-guia delantero era mas dif¡cil y laborioso, hab¡a que buscar 
los rodamientos mas peque¤os, colocarlos muy ajustados al eje y 
hacerle un agujero en el mismo centro para que pudiera pasar el 
tornillo y as¡ el movimiento con una soga amarrada a cada extremo 
pudiera ser conducido y llevarlo donde quisieramos. El carrillo 
ya estaba construido, a veces era una sociedad limitada, donde 
solamente disfrutaba el que lo constru¡a, otras era an¢nima y 
siempre quer¡an ser todos los que que llevar la guia, aunque 
fuese la soga. El que no aportaba nada, a ese lo dejabamos 
montar, pero cuando ya estaba deslomado de tanto empujar. La 
cueldad infantil, como veran no era sut¡l. Sol¡a ser el mas 
ro¤ica, como Pepito "Lemoco", ya se imaginan porqu‚ el apelativo, 
era el ni¤o que mas mocos ten¡a de toda la pandilla. El recorrido 
que he descrito al principio, sin ser Montmel¢ o Jerez, nos 
serv¡a para nuestros fines carreristicos de carrillos de bolones. 
Lo de bolones es por las bolas de acero que tienen los 
rodamientos en su interior, que bien engrasadas y rodando en 
calles lisas te duraban como m ximo de ocho a diez dias.
Recuerdo que hab¡a que tener cuidado al lanzarte por la 
Ca¤ada, Castelar abajo, porque si al llegar a Sagasta te sal¡a un 
se¤or con cara de pocos amigos armado de un martillo, no es que 
se liase a martillazos contigo, a veces se le vislumbraban en los 
ojos las ganas, si no con el pobre carrillo, aunque fueras 
estrenandolo y con muchas horas de trabajo y d¡as de buscar 
ruedas, maderas etc., te lo destrozaba. Pero si le promet¡as, 
llorando a moco tendido, que ya no ibamos a pasar mas por su 
puerta, el hombre solo te dec¡a que ser¡a la £ltima vez que 
avisaba, y que tu padre se enterar¡a de ‚sto. Hay que decir en 
honor a la verdad que los famosos carrillos no ten¡an 
silenciador. Imaginense a las cinco de la tarde, en plena 
can¡cula, con el Lorenzo pegando sin contemplaci¢n, sin tener que 
asistir al colegio y con todos los vecinos de Sagasta y Cadiz 
dormitando la siesta de rigor, oyendo ‚stos, increscendo, un 
ruido atronador procedente del cementerio, tres o cuatro cajas 
con dos enanos en cada una, a veces ibamos tres, y lanzados a 
tumba abierta. La suela de goma que le clavabamos a la guia como 
freno al pisarla contra el suelo, echaba humo, as¡ que cuando 
llegabamos a la mitad de Sagasta para coger la cuestecilla de 
Cadiz estabamos salvados, la inercia nos lanzaba hasta la pared 
negra de ventanas llenas de holl¡n, oliendo a pan, de Aznar. 
Tambi‚n hay que aclarar que Melilla pose¡a un parque m¢vil mucho 
mas reducido que hoy en d¡a. Recuerdo que en aquellos a¤os hab¡a 
un taxi de color verde marca Ford y con estribo, era una reliquia 
que siempre estaba en la parada de la calle Arturo Reyes.
Š Cuando observabamos que nuestros carrillos de bolones 
pesaban sobre ellos la orden de caza y captura, los hac¡amos 
desaparecer durante varios d¡as en nuestras casas. Los papeles de 
los caramelos mas sabrosos que he comido en mi vida nos serv¡an 
de billetes para el pago del juego del "Vaaa.., Dichooo ". 
Unjuego muy simple, pero muy bonito. Era raro el ni¤o que no 
ten¡a una media suela de goma recortada y redondeada en un 
bolsillo del pantal¢n y en el otro un fajo de envoltorios 
(billetes) de caramelos. Se jugaba por parejas o por tr¡os, el 
primero que lanzaba la media suela procuraba hacerlo lejos para 
el que le segu¡a de mano no pudiera acercarse a una cuarta, que 
era la medida que se ten¡a para cepillarse dos o tres billetes 
caramelosos del contrario. Los tebeos del Guerrero del Antifaz, 
Roberto Alcazar y Pedr¡n, F. B. I. etc. eran moneda de cambio 
para las bolas, trompos y alg£n que otro grillo chill¢n guardado 
en el bolsillo con todo nuestro cari¤o.
Todos ‚stos juegos, la construcci¢n de los carrillos de 
bolones, los huesos de los albaricoques, con su o¤ita, o¤ate y 
chocolate y al hoyo, el trueque de todo ‚sto por tebeos, a 
algunos ni¤os de Melilla les sonar  a catacumbas. A los padres y 
abuelos s¡ les sonar  y creo que les arrancar‚ una sonrisa de 
nostalgia en el recuerdo.

Biografía de mi padre 19/05/1998

[1]BIOGRAFIA DE MI PADRE[1]

Esta es la historia de un hombre que hubo de soportar, como 
otros muchos de su ‚poca, todas las guerras y desolaciones que 
estas acarrean. Desde su nacimiento en Malaga el 4 de Noviembre 
de 1902, hasta su muerte en Melilla el 5 de Abril de 1985.


All  por el 1907, a¤o de riada y desolaci¢n para M laga y 
su famoso Barrio de la Trinidad donde la devastaci¢n fue la mas 
grande y de cuantiosos da¤os que la naturaleza castig¢ a ‚sta 
ciudad desde hac¡a d‚cadas. A consecuencia de ‚sta tragedia se 
originaron otras muchas riadas, pero ‚stas ya eran humanas, donde 
solamente por capital, llevaban las anchas espaldas y manos 
encallecidas, huyendo de la miseria que dej¢ a su paso el rio 
Guadalmedina, entonces sin muros de contenci¢n de las aguas, como 
en la actualidad tiene.
Una de estas familias la componian: el matrimonio, dos 
hijos, y una anciana mujer, suegra de la esposa de su primer 
matrimonio. Esta era una mujer caracteristica de la ‚poca, 
acostumbrada a la briega de criar hijos sin otra ayuda que sus 
manos de mujer honrada, con todas las vicisitudes que entra¤a el 
abandono del padre, dejando solas a su madre, a ella y a una 
hermana. Se llamaba Maria Anaya Sevillano, naci¢ en Ardales en 
1876, un pueblecito del interior de la provincia de Malaga, 
cercano a Carratraca y lo que hoy es el Pantano del Conde de 
Guadalhorce. Su padre fue un hombre debil, siendo la ludopat¡a en 
aquella ‚poca como hoy en dia, ruina de muchas personas. 
Derrochando su patrimonio, finca que daba de comer a su familia, 
casa holgada y buenas cosechas que produc¡a una renta de muchos 
miles de pesetas al a¤o, seg£n testigos de la ‚poca, como todo 
jugador sin voluntad y perdiendolo todo, cobardemente march¢ a 
Panam , dejando como digo, a tres mujeres arruinadas y solas, su 
esposa y dos hijas. Una de ‚stas, nuestra Maria se cas¢ en 1897 
con Francisco Cardoso Calder¢n, hombre del pueblo, conocido de 
toda la vida. ste hombre contrajo una grave enfermedad, la 
tuberculosis, que le cost¢ la vida dos a¤os despu‚s de casados, 
no sin antes conocer a la hija que pari¢ Maria al a¤o de la 
boda.
Al quedar viuda, en los albores del siglo diecinueve y 
contando 19 a¤os, con una ni¤a heredera de la enfermedad de su 
marido, se traslada a Malaga, donde resid¡a una familia allegada 
que les di¢ cobijo tanto a ella como a su madre y hermana. Tengo 
que decir que su suegra tambi‚n se reuni¢ a los pocos dias en 
Malaga. Hab¡a quedado sola y desamparada en el pueblo, pero Maria 
era valiente y bondadosa. Cobij¢ a la madre de su marido porque 
se sent¡a obligada a ello, y guardandose la pena por la muerte de 
‚ste y el cobarde abandono del padre. Qui‚n sabe qu‚ pudo 
inducirle a ‚ste para jugarse el patrimonio y dejar esposa e 
hijas abandonadas. stas se armaron de valor, no ten¡an otro 
remedio, y montaron un taller de costura y una escuela-miga donde 
Maria cuidaba de los ni¤os, y junto a su madre, hermana y suegra 
se dedicaron a coser prendas para la calle. sta mujer empez¢ su 
nueva vida, viuda, joven, con ganas de vivir y criar a su hijita 
enferma, corria el a¤o de 1899.
Muy cerca de su casa, calle de los Marmoles, hab¡a un taller 
de herreria, situado en la calle de Mindanao, perpendicular de lo 
que hoy se llama Acera del Campillo o Avenida de Barcelona. 
Frecuentaba esa herreria un mocet¢n que rondaba los veintitres 
a¤os, todos corridos en su Velez Malaga natal y toda la comarca 
de la Axarqu¡a, donde traficaba con ganado y todo lo que oliera a 
dinero, como la compra y venta de terrenos y casas, llevandose 
pinges beneficios en ‚stas r pidas transacciones. Era el t¡pico 
ganadero de finales de siglo, con su navaja siempre en el Šbolsillo y seg£n o¡ decir, tambi‚n llevaba un pistol¢n cuando 
viajaba por las carreteras en busca de sus negocios. Manejaba 
todo el dinero que deseaba, y las mujeres de vida licenciosa se 
lo ponian a£n mas f cil, ya que era un hombre de buen ver, de un 
metro setenta de estatura, ojos grandes y burlones, donde la 
naturaleza le otorg¢, legando a varios de sus descendientes unos 
parpados que parec¡an retocados con un pincel, frente ancha y en 
su labio superior se le pod¡a ver un gran bigote poblado. El 
cabello lo ten¡a rizado y fuerte, y cuando le lleg¢ la hora de su 
muerte lo conservaba plateado al igual que sus hijos. La nobleza 
de espiritu y su alma noble junto con su gallardia, le hicieron 
poner sus burlones ojos gara¤ones llenos de amor en la joven 
viuda. Este vele¤o se llamaba Antonio Aranda Perez, no buscando 
placeres de un dia, ya que pod¡a tenerlos cuando se le antojase 
con otras mujeres, a£n a sabiendas que ‚sta tenia una hija 
enferma, una suegra y poco capital que aportar a una prematura 
uni¢n, seg£n la madre de ella, le propuso en matrimonio. Maria 
desea casarse con Antonio sin importarle nada ni nadie, pero los 
prejuicios que le inculca su madre, por dictado de un sacerdote 
allegado a la familia se lo impiden. No obstante Antonio segu¡a 
rondando la casa a todas luces, sin importarle nada los 
comentarios que hac¡an los vecinos. Hay que decir que ellos no 
hac¡an da¤o a nadie ni ofend¡an a ning£n esposo ultrajado. Este 
hombre siempre se distingui¢ por su liberalismo con todo el 
mundo, jam s se meti¢ con nadie, siempre vivi¢ por y para su 
familia, con una peque¤a afici¢n a la loteria, ya que jugaba en 
casi todos los sorteos a un n£mero suscrito hasta su muerte, y 
creo que nunca le toc¢ nada. Actualmente su nieta Maria en 
Melilla sigue comprando el mismo n£mero, al igual que lo hac¡a 
nuestro padre. Tanto amor y fogosidad di¢ como resultado el 
embarazo de Maria, llevandolo con la alegr¡a propia de mujer 
enamorada.
A las 5 de la tarde del dia 4 de Noviembre de 1902, en la 
casa n§ 23 de la Ribera del Guadalmedina, casa que hab¡an 
alquilado previamente la pareja, Maria di¢ a luz un ni¤o al que 
en el registro civil de Malaga el dia 6 de Diciembre de ese 
mismo a¤o lo registraron con el nombre de Francisco, en memoria 
del hermano de Antonio, fallecido pocos a¤os antes, debido a una 
paliza que le propinaron en un cuartel de la guardia civil, por 
asuntos poco claros. Hubo quien dijo que fue por la quema de un 
pajar, para salvar a su hermano Antonio de una posible 
congelaci¢n. ste ni¤o lo registraron como hijo natural de ambos 
porque hab¡a nacido en el "pecado" de sus padres. Antonio era 
soltero y Maria viuda y con una hijita enfermiza. A los ojos de 
la sociedad y del cura-pariente eran unos pecadores que se hab¡an 
ganado el infierno eterno. La boda no se pod¡a efectuar por la 
negaci¢n e influencia que ejercia la madre de Maria sobre ‚sta. 
Obediente y buena hija, no queriendo da¤ar las buenas costumbres 
"cristianas" de la madre, planea junto a su hombre y compa¤ero 
el viaje que le llevar¡a a la otra parte del Mediterr neo. Tres 
planes de viajes se ven frustrados en cinco a¤os. El primero lo 
fu‚ por la muerte de su madre acaecida en 1905. Los otros dos 
eran por la precariedad de la salud de la ni¤a. Pero lleg¢ el 
fat¡dico 1907 llenando de luto y dolor a toda la ciudad de 
Malaga, donde Antonio perdi¢ todo su ganado y los enseres de la 
casa como gran parte de los vecinos del barrio de la Trinidad. En 
ese a¤o de 1907, Antonio solamente ten¡a una hermana llamada 
Remedios, que pocos a¤os antes habia emigrado a Melilla junto a 
su marido y dos hijos de corta edad.

Hay un barrio en Melilla, que desde hace cien a¤os se llama 
Pol¡gono Excepcional de Tiro, ya que all¡ hac¡an pr cticas las 
distintas guarniciones destacadas en la ciudad. Los melillenses, 
acort ndole lo Excepcional y el Tiro, lo denominan solamente: "El ŠPol¡gono".
La familia de Antonio y Mar¡a, llegaron a Melilla en el a¤o 
1907. All¡ los acogi¢ Remedios, su hermana, el marido de ‚sta 
tenia un taller de carros en la carretera de la frontera, y 
Antonio, muy dispuesto y con ganas de trabajar se puso a la 
briega del taller el mismo dia de la llegada. Fueron bien 
acogidos, ya que las dos cu¤adas tenian unas relaciones muy 
fraternales, curtidas por el sufrimiento y todo el dolor marcado 
en sus almas, se entendieron como dos hermanas. Melilla se 
encontraba en una ebullici¢n de guerra solapada que se estaba 
gestando en la zona del Rif, regi¢n fronteriza a la Plaza. Esta 
ciudad, como sabr n, ha sido y es una plaza militar de Espa¤a 
desde 1497, a¤o que fue tomada por Don Pedro de Estopi¤ n para la 
Casa Ducal de Medina Sidonia. Empez¢ a tomar auge de ciudad a 
principios de siglo, siendo la mayoria emigrantes de la baja 
Andalucia y del Levante espa¤ol, donde todo el mundo buscaba "El 
Dorado", la fortuna que no encontraron en sus tierras de origen. 
Habia gente que al costado de los militares, tenian asegurado el 
pan diario con la venta de cualquier cosa para los soldados de la 
Plaza. Melilla, la ciudad que vemos hoy, de hermosas calles y 
edificios modernistas, estaba naciendo. Se construian edificios 
bajo la atenta mirada del ejercito, ya que aquellos debian ser de 
una o dos plantas, debido a que en caso de ataque de los 
fronterizos, muy belicosos en aquellos a¤os, debian ser de modo 
que pudiera divisarse el hipot‚tico ataque, aunque muchas veces 
eran tan reales como las balas que disparaban, la poblaci¢n se 
refugiara lo mas rapidamente posible en la ciudad antigua, 
Rusadir, "El Pueblo" para los melillenses.
Por una orden gubernativa, existia en la ciudad la famosa 
Capona. Esta era una especie de vale que servia para el 
avituallamiento de las familias mas necesitadas. El comandante 
General de la Plaza era el que, dada su autoridad civil y militar 
con el asesoramiento de personas altruistas, que sabian de las 
necesidades de los mas pobres, ordenaba como debian ser 
repartidas dichas caponas, y quienes beneficiarse de las 
mismas, la familia de Antonio recibia una Capona equivalente a la 
de un suboficial.

A los pocos meses de su estancia en Melilla, la hija mayor 
del primer matrimonio de Mar¡a, mor¡a a los 15 a¤os a 
consecuencia de la herencia del padre, una herencia maligna que 
llevaba en sus entra¤as desde antes de nacer. La se¤ora anciana, 
suegra de Mar¡a, falleci¢ poco tiempo despu‚s, y ya tenemos al 
matrimonio con dos hijos varones, Paquito y Antonio. Pocos a¤os 
despu‚s nacieron dos hijos mas, Jose y Maria, pero eso es otra 
historia.
Antonio se enter¢ que el Comandante General de la Plaza 
entregaba terrenos de los arrabales a familias que por su 
condici¢n humilde y oficios artesanos pudieran hacer trabajos 
remunerados a la intendencia militar, ya que ‚sta se encontraba 
medio abastecida por la lejan¡a y tardanza de la Pen¡nsula. 
Antonio hizo los tr mites precisos y le perteneci¢ todo el 
per¡metro que midiera el alcance de cuatro piedras lanzadas con 
el brazo, y este los tenia bien fuertes, a los cuatro puntos 
cardinales. Y as¡ fue como se hizo de una casa y la herrer¡a, con 
terreno aleda¤o que serv¡a de cuadra. Esta est  situada en el 
famoso Poligono, donde los fronterizos venian, y a£n siguen 
haciendolo, con sus animales de carga para la venta de sus 
productos de huerta. No olvidemos que Melilla se abastecia, y 
actualmente sigue haciendolo, de un gran porcentaje de estos 
productos ya que el traslado de estos desde la Peninsula era,y 
es, mas costoso para las arcas del municipio. Todo marchaba de 
la manera que so¤aron en el vapor que los trasladaban a Melilla, 
recordando a la hija fallecida y a la familia que qued¢ en ŠM laga.
El hijo mayor, Francisco, Paquito para los familiares y 
amigos, contaba ocho a¤os de edad. Y a ‚l nos vamos a referir 
relatando su vida, porque un d¡a, hace ya muchos a¤os, medio en 
broma, medio en serio, le dije: "Pap , alg£n d¡a yo escribir‚ la 
historia de tu vida como yo sepa hacerlo". El siempre sonre¡a de 
forma burlona, y en su interior pensaba que yo ser¡a capaz de 
hacerlo. En su larga vida me di¢ muestras de confianza, con todo 
el cari¤o que un buen padre pueda dar a su hijo
Este ni¤o tambi‚n era de complexi¢n fuerte, como su padre, 
muy inquieto y bastante juguet¢n. Muchas veces comentaba con el 
orgullo propio del hijo que admira a su progenitor desde la 
infancia, que ‚l era un calco de su padre. Ayudaba a este en las 
tareas de la fragua, y la madre en las propias del hogar. Esta 
tambi‚n ten¡a a su cargo varios ni¤os de la edad de los suyos, 
montando una escuela-miga como la tuvo en M laga, organiz ndola 
de tal forma que por unos c‚ntimos al d¡a cuidaba de muchos ni¤os 
de la barriada, as¡ transcurrieron seis a¤os en la vida de esta 
familia.
Este ni¤o inquieto y de ojos vivos, tuvo un impacto en su 
vida infantil que produjeron en su personalidad la alteraci¢n de 
su caracter, al verse s¢lo con su madre y tres hermanos 
peque¤os, mientras su padre era ingresado en la c rcel de 
Victoria Grande. El motivo de esta desgracia fue debido a que 
este cometi¢ un delito al apu¤alar y dar muerte en momentos de 
enajenaci¢n y rabia a otro hombre por temas del honor. Si el 
hecho hubiese ocurrido en estos dias, toda esta historia hubiese 
sido otra muy distinta, ya que la persona que muri¢ se hubiese 
salvado por los adelantos de la medicina que hay actualmente. Lo 
juzgaron y condenaron a 25 a¤os de presidio en el famoso penal 
del Dueso de Santander.
A los doce a¤os Paquito ve a su madre sumida en la amargura 
y gest ndose en su vientre a su hermana Mar¡a. Esta mujer se ve 
obligada a abandonar la fragua al verse incapaz de realizar los 
trabajos propios de hombres fornidos como su marido. Siguen un 
a¤o malviviendo, consumiendo todos los ahorros, pocos, porque una 
familia de esas caracteristicas, en aquellos tiempos tan 
dificiles, consumian todo lo que les llegaba a las manos. 
Transcurridos unos meses en esta situaci¢n, la madre decide 
marchar a Santander y estar cerca de su marido, a sabiendas de 
que solo podia verlo cada treinta dias. Este recibi¢ la alegria 
propia de abrazar a su mujer, y recibir los besos infantiles que 
sus hijos le prodigaban con todo el cari¤o de estar tantos meses 
sin verlo. El Dueso, y sus aleda¤os no eran sitio apropiado para 
una mujer, ya que algunos la tomaban por viuda, y el trabajo 
escaseaba como en muchas partes de Espa¤a. Antonio, con toda su 
pena y dolor, le aconseja que se vuelva a Melilla, ya que por su 
conducta recta y buena persona, era muy considerado por el 
Alcaide y dem s miembros del presidio, estaria bien instalado. 
Cuando habian transcurrido dos a¤os del ingreso en prisi¢n, este 
recibe las noticias, primero, del nacimiento de su hija Maria, y 
pocos meses despues de la muerte de su hijo Antonio. Esto lo 
deja sumido en la amargura y su comportamientoes como siempre lo 
fu‚, de una honradez intachable, y la desdicha de no poder estar 
con los suyos, le rebajan la pena a siete a¤os, de los 
veinticinco que debia cumplir, su trabajo dentro del presidio se 
lo garantizababa.
Mientras tanto en Melilla su familia, estos siete a¤os lo 
pas¢, al principio muy miserablemente, pero Maria era una mujer 
de recursos. Lo primero que hizo fu‚ montar otra escuela-miga 
como a¤os anteriores lo hicieron en Malaga, su madre, su hermana 
y ella misma. Esto no era negocio para mantener a una familia, 
asi que sin pensarlo dos veces y encomendandose a Dios, ya que 
era muy religiosa, dispuso otro viaje a Malaga, creyendo que la Šfamilia que all¡ residia, les iba a ayudar. Todo fu‚ negativo 
para Maria y sus hijos. Ella cosia y trabajaba en las faenas de 
las casas de los " se¤oritos ", que por aquellas fechas eran 
pocas en Malaga. Por las noches, y a la luz de una lampara de 
petroleo, ense¤aba a sus hijos a leer y escribir. Paquito vendia 
quincalla en la famosa calle de los Marmoles, con una caja 
colgada al cuello y trece a¤os cumplidos, este ni¤o retraido y 
triste, tenia que llevar alg£n dinero a su madre para que sus 
hermanos pudieran malcomer, ya que la familia de esta, no la 
miraban con buenos ojos, por ser la esposa de un hombre que 
cumplia presidio por matar a un hombre, como si ella y sus hijos 
tubiesen culpa alguna. Asi que esta mujer de caracter fuerte, por 
los abatares acaecidos en su vida, decide otra vez marcharse a 
Melilla, con la alegria de Paquito, al saber este, que en su 
Melilla como siempre le gustaba nombrarla, a£n siendo malague¤o, 
sin renunciar a su patria chica, tenia su vida mas o menos 
llevadera, estarian en casa propia, nadie les echaria en cara 
culpas que su padre estaba cumpliendo con todo el arrepentimiento 
desde el momento siguiente de cometer el delito.

La llegada a Melilla fu‚ de alegria para todos, estaban en 
casa, era su hogar, y como tal iban a disfrutarla todos juntos. 
Maria cogi¢ de nuevo las riendas de la fragua contratando a un 
hombre para esa tarea. Ella mientras, cosia y cuidaba de los 
ni¤os de toda madre que se los dejaba a su vigilancia por el 
modico precio de veinte centimos al dia. Muchas madres de estos 
ni¤os eran mujeres de vida alegre, como antes se decia. Paquito 
que en aqu‚l tiempo contaba ya quince a¤os, era ya un ni¤o 
despierto y muy vivo de caracter . La vida no le estaba dando la 
ni¤ez que cualquier ni¤o necesitaba. En honor a la verdad, era 
respetuoso con su madre, cuidaba de sus hermanos peque¤os y 
adem s estudiaba y leia todo libro o periodico que caia en sus 
manos, sin orden ni concierto. Su horario en los a¤os de ausencia 
de su padre era, levantarse a las siete de la ma¤ana para limpiar 
la cuadra, porque una hora despu‚s venian los agricultores 
fronterizos a guardar los animales mientras aquellos vendian sus 
productos en el famoso Rastro del Poligono. El y sus hermanos 
debian ir a la escuela hasta el medio dia, luego debia ayudar a 
su madre a las tareas propias del hogar, ya que esta no tenia 
tiempo para hacerlo durante la ma¤ana. Despu‚s de comer marchaba 
al cargadero de mineral existente en la playa de San Lorenzo, hoy 
abandonado y sin uso. Desde su construcci¢n, a principios de 
siglo, hasta los a¤os sesenta, hizo un servicio muy importante a 
Melilla y a su economia, ya que todo el mineral extraido de las 
minas de Segangan, pueblo minero existente en el antiguo 
Protectorado Espa¤ol, era cargado a los distintos barcos que a 
tal fin arrivaban en este puerto. Paquito, que era un ni¤o 
inquieto buscaba siempre alg£n jornal para su casa, y 
aparentando mas edad de la que tenia, hizo amistad con un joven 
mayor que ‚l que trabajaba en este cargadero como pe¢n, buscaba 
que su nuevo amigo influenciara por ‚l para poder trabajar como 
un hombre. Digo como un hombre, porque estos transportaban 
espuertas llenas de mineral de hierro desde las vagonetas hasta 
las bodegas de los barcos, estas espuertas pesaban de cuarenta a 
cincuenta kilos y los ni¤os lo hacian con las vacias, 
transportandolas de tres en tres. Este Paco no era como los demas 
ni¤os de su edad, a su casa habia que llevar dinero, su madre 
ganaba muy poco y el empleado abusaba guardandose casi todo lo 
que se hacia de caja en la fragua. As¡ que cuando llegaba el 
final de la jornada diaria, su madre y ‚l contaban lo poco que 
habian ganado, aunque esta, seg£n decia ‚l, siempre guardaba 
algo, era imposible pero cierto. Y lo fu‚ porque a su regreso de 
la prisi¢n, el padre se encontr¢ con nueve mil pesetas que entre 
su madre y ‚l habian ahorrado con todos los esfuerzos y sudores. ŠComo decia anteriormente, Paquito se coloc¢ en el cargadero, y 
era tal el agotamiento que sufria, que muchas noches se sentaba 
en los portales del centro para descansar, y varias de estas 
noches le salieron al paso unos desalmados robandole todo el 
sueldo del dia. Su madre ante estas situaciones tan peligrosas, 
le recomendaba con energia que dejara ese trabajo, el sufria 
porque era el sost‚n en casi su totalidad del hogar. Asi que la 
madre salia de casa a una hora calculada en que su hijo salia de 
su trabajo, encontrandoselo a veces dormido en una parada de 
coches de caballos existente en lo que hoy en dia es parada de 
taxis en calle del General Marina. Estos cocheros lo apreciaban y 
admiraban por ser un ni¤o-hombre que se ganaga la paga como uno 
de ellos. Con el orgullo de saber que era el hombre de su casa 
con apenas dieciseis a¤os, se iba haciendo un mocet¢n como su 
padre, de una estatura de un metro setenta, musculos fuertes, de 
mirada afable, con ojos grandes que parecia que se los pintaba 
sombreandolos, tenia mucho ‚xito con las jovenes de su edad, y 
en lo mas hondo de su coraz¢n profesaba un gran cari¤o a sus 
padres y hermanos.
En la Junta de Arbitrios estubo alternando el trabajo de 
aprendiz de fragua, de carpinteria y de tracci¢n mec nica, ‚l 
decia siempre que los primeros coches que llegaron a Melilla 
pasaron por esos talleres municipales. Eso fu‚ como una droga 
para muchos jovenes de Melilla, se habia acabado la primera 
guerra mundial, y en la ciudad se estaba gestando otra que lleg¢ 
a tener grandes repercusiones en toda Espa¤a, la del a¤o 1921 y 
su famoso Desastre de Annual. Toda Melilla era un hervidero de 
militares destacados, venidos de otras guarniciones de la 
peninsula. La zona que Espa¤a poseia como Protectorado, segun 
acordaron en Algeciras todas las grandes Potencias, era todo el 
Rif, c bilas que no obedecian a sult n alguno, y menos a una 
fuerza extranjera que estaba all¡ para pacificarlos y ayudarles 
en todo lo referente a los adelantos modernos de una naci¢n 
europea, y que al final abandonamos ese Protectorado en 1956 sin 
paz, con mucha gloria para los muertos y a£n hoy, seg£n S.M. 
Alhuita Hass n II, condenados a entendernos. Toda esta fuerza 
militar destacada en la zona atraia a mucha gente de todas 
clases. Francisco Carca¤o en su novela " La Hija de Marte " 
describe con todo acierto, lo que era Melilla en esos a¤os tan 
lamentables para Espa¤a, ya que se calcula que murieron muchos 
miles de jovenes espa¤oles, y a£n hoy en dia el solo nombre de 
Melilla, visto en las listas de reclutamiento, es motivo de 
lamentaciones para las familias de los soldados que les toca su 
reemplazo en la ciudad, ignorando que la Melilla moderna es una 
peque¤a gran ciudad de sesenta mil habitantes, tan espa¤ola y 
europea como cualquier ciudad hermana de la Peninsula.
Este parentesis historico, me hace reflexionar al recordar 
que Paco, ya no es Paquito, es todo un hombre, corria el a¤o 
1922, y a£n las escaramuzas en todo el frente de guerra eran una 
constante diaria. Paco se hizo chofer, como a ‚l le gustaba que 
le dijeran, con veinte a¤os, edad que en aquellos a¤os locos era 
lo suficientemente v lida para comerse al mundo y ponerse por 
montera a todo los prejuicios. Para ‚l fueron a¤os de reprimendas 
por parte de su madre, esta ganaba dinero y ahorraba, y adem s 
queria a su hijo constantemente a su lado, y tenia sus razones, 
su marido se encontraba en prisi¢n desde hacia nueve a¤os, y el 
mayor de sus hijos iba a cumplir veintiuno, temia que pudiera 
ocurrirle algo parecido a lo de su marido. Paco conformaba a su 
madre lo mejor que sabia, pero en su interior existia la llama 
que todo joven lleva dentro y que lucha por salir y pregonarla a 
los cuatro vientos. La atracci¢n que sentia por el sexo opuesto 
era una fuente de ingeniosas anecdotas que le ocurrian a menudo. 
Era un joven de apenas veintiun a¤os, con el cuerpo fornido del 
mucho trabajo fisico, de estatura media, cabello rizado y muy Špoblado, frente amplia y ojos grandes de pesta¤as largas y mirada 
socarrona. Estos atributos eran los suficientes para que 
cualquier mujer de buen ver se fijara en ‚l. El Charleston y los 
a¤os veinte los disfrut¢ con toda la gracia que Dios le di¢, " y 
que me quiten lo bailao", como solia decir. A¤os mas tarde s¡ que 
querian quitarle todo lo que llevaba bailado, como explicar‚ a 
continuaci¢n.
En 1922 Antonio, su padre, sale de prisi¢n sin cumplir toda 
la condena por su buen comportamiento, solo ha estado nueve a¤os 
en El Dueso. Se encuentra a su familia totalmente cambiada, su 
mujer le tenia guardado nueve mil pesetas de entonces, ahorradas 
por ella y su hijo Paco con todo el sufrimiento de nueve largos 
a¤os de trabajo entre los dos, su hijo mayor con veinte a¤os, 
todo un hombre forjado en los duros trabajos alternativos que le 
salieron en esos a¤os, pensando como un hombre y actuando como 
tal, a su otro hijo Jose de once a¤os, algo flaco y delicado, 
hura¤o de caracter, pero con un profundo respeto hacia su hermano 
mayor que le dur¢ hasta su muerte, ya anciano me decia que a la 
unica persona que le guardaba ese respeto de hijo a padre, era a 
su hermano Paco, tambi‚n encontr¢ a su hija Maria de nueve a¤os, 
una ni¤a morena de ojos como almendras muy risue¤a y revoltosa 
con el mismo respeto hacia su hermano que a veces llegaba a 
parecer temor sin motivo alguno, ella sabia muy bien que su 
hermano Paco la adoraba por ser la mas peque¤a de todos, y en 
aquellos a¤os tan duros, un hermano de las caracteristicas de 
Paco era muy de respeto, y mas a£n con la tragedia que tubieron 
que sortear.
Este hombre venia con todos los atributos de esposo y padre, 
y como tal queria ser, pero no se di¢ perfecta cuenta de que su 
hijo mayor era ya un hombre en toda la extensi¢n de la palabra. 
Al principio quiso ejercer de padre tratando a Paco como si este 
tubiese menos a¤os de los que tenia, la madre sufria porque sabia 
muy bien que si la situaci¢n seguia as¡, el hijo se marcharia 
para no volver mas, como as¡ fu‚. Paco no pudiendo aguantar mas 
la situaci¢n del trato infantil que le daba su padre, un buen dia 
de verano se march¢ a vivir solo, alquilando una casita de la 
Carretera de Hid£n, las malas lenguas de entonces decian que se 
amanceb¢ con una mujer, hoy en dia esa situaci¢n seria de lo mas 
normal ya que cada cual puede vivir como y con quien le de la 
gana, pero en los a¤os veinte, era muy mal visto que un joven 
hijo de una se¤ora tan religiosa, abandonara el hogar para 
amancebarse con una mujer algo mayor que el. La madre sin poder 
aguantar mas esa situaci¢n, busc¢ a su hijo por toda Melilla 
hasta encontrarlo y llevarlo a su casa, su hogar, haciendole 
jurar que a su padre le debia todo el respeto y consideraci¢n ya 
que ‚l era un buen hijo y por una mala interpretaci¢n no se iba a 
romper la familia en pedazos. Paco puso una sola condici¢n, que 
le dieran la llave de la casa para poder entrar y salir a la hora 
que creyera conveniente, no hubo objeci¢n por parte de su padre, 
la madre sabia las idas y venidas de su hijo, y tampoco se opuso, 
as¡ que llegaron a ese acuerdo, todo marchaba a las mil 
maravillas. En mi casa, mis hermanos y yo nunca teniamos llave, 
mi padre siempre se justificaba diciendo que eran otros tiempos, 
y realmente lo eran, pero jam s nos dijo a mi hermano ni a mi a 
la hora que debiamos estar en casa, nunca se meti¢ en ese tema, 
en recuerdo de lo ocurrido con su padre, tambi‚n sabia a ciencia 
cierta donde estabamos y que pasos andabamos. A mis hermanas 
tampoco les dijo nada porque ellas eran conscientes, y por su 
educaci¢n y forma de vida nunca dieron motivo alguno para que les 
llamase al orden.
No habia transcurrido un a¤o y Paco se compra un coche para 
trabajar en la agrupaci¢n del taxi, el dinero que emple¢ fu‚ que 
su padre le ayud¢ en todo, este sabia que su hijo se lo merecia 
por la lucha que madre e hijo habian tenido todos estos a¤os por Šsobrevivir. El coche de alquiler era un Ford modelo de aquellos 
a¤os que en realidad y seg£n los entendidos era un vehiculo muy 
recio y con unas prestaciones para su tiempo siendo la envidia de 
la competencia. El permiso de circulaci¢n de entonces se lo 
dieron sin previo examen, aunque a decir verdad si lo hubo, pero 
fu‚ que el funcionario o ingeniero de la Administracci¢n le rog¢ 
que le diera un paseo por la carretera del Gurug£ para saber como 
funcionaba, ya que este tambi‚n pensaba adquirir otro modelo 
id‚ntico al de Paco. Y as¡ fu‚ como obtubo el preciado permiso de 
circulaci¢n oficialmente, conducir un vehiculo lo venia haciendo 
desde muy peque¤o, por su trabajo en la Junta de Arbitrios, 
creandose Ayuntamiento en la decada de los cuarenta, Asi 
alternaba el trabajo del taxi, haciendo viajes al Protectorado y 
zona de guerra transportando viajeros, y alg£n que otro viaje 
macabro, lo de macabro tiene su explicaci¢n. Como sabran, en la 
zona de guerra se producian muchas bajas diariamente, mas 
soldados que oficiales, y cuando alguno de estos caia muerto y 
su familia se encontraba en la Plaza, esta pagaba muy 
holgadamente el transporte del cadaver para que fuese enterrado 
en Melilla, ya que de lo contrario seria sepultado en una fosa 
com£n, de las muchas que se encuentran en toda la comarca que 
hay desde Melilla a Midar e Izen-Lase. Seg£n estimaciones de la 
‚poca, donde mas cadaveres enterrados hay es en Annual, 
Igueriben, Abarr n, Dar Drius, Monte Arruit, Tarfesit, etc.. 
Empez¢ a ganar dinero, lo suficiente para llevar una gran familia 
adelante, pero ‚l no pensaba en boda, las compa¤ias femeninas que 
alternaba no las queria como esposa, la madre de sus hijos seria 
como la suya propia, ese pensamiento siempre lo tuvo presente, 
esperando la que seria su compa¤era. As¡ que un buen dia , su 
amigo del alma y compa¤ero de trabajo en el taxi y camarada 
nocturno de sus correrias, le propuso conocer a la que seria su 
esposa durante cincuenta a¤os, este amigo se llamaba Pepe Huesca, 
primo hermano de la madre de Maria, que as¡ se llamaba la 
muchacha en cuesti¢n. Esta contaba dieciseis a¤os, pero parecian 
veinte, era la segunda de dieciocho hermanos, de los cuales 
solamente vivian entonces siete, Miguel, Maria, Virginia, Juan, 
Alfonso, Luis y Andr‚s. El padre se llamaba Francisco, hombre 
puritano y egoista que trabajaba de cartero repartiendo en el 
mismo barrio donde vivian, la madre, Maria era una mujer dulce 
que en la n¢mina de la familia figuraba como madre pero la 
realidad era bien distinta, era la autentica esclava que siempre 
tenia el vientre lleno de hijos que parir, pasando calamidades 
por el poco sueldo que el marido traia de Correos, mientras que 
este, cuando repartiendo por el barrio llegaba a casa de su 
hermana que vivia en la calle de Cadiz, esta le ponia una mesa 
toda llena de buenas chacinas, zampandose lo que le venia en 
gana, y mientras su esposa e hijos pasaban lo que hoy se dice. 
"mas hambre que un lagarto amarrado a una pita".
Maria qued¢ enamorada de Paco desde el primer momento, no 
era para menos, este tenia veintitres a¤os, era un guapo mozo 
que adem s tenia dinero, o al menos lo manejaba, porque de 
ahorrar, era un verdadero desastre. Y entonces vino lo que se 
dice, familia que se cierra en banda, la de Maria, no la de 
Paco, a esta le agradaba esa futura uni¢n, as¡ su hijo dejaria 
de ser un cr pula noct mbulo y sentaria la cabeza con esa buena 
muchacha. El cerramiento de banda lo era solamente por parte del 
padre, el cartero, a este no le gustaba un hombre deshinibido y 
sin prejuicios, que estaba todo el dia en la calle con un coche 
y ganando tres veces mas dinero que ‚l, siendo de la misma edad 
que su hijo mayor como novio o marido para su hija Maria, mujer 
joven, simp tica y sabiendo todas las labores del hogar, 
costura, comidas, las que habia, criar a sus hermanos, y con 
muchas ganas de vivir. Hubo disgustos serios entre padre e hija 
que al final siempre ganaba el cabeza de familia, patriarca y Šdictador puritano. La familia estaba a favor de que no hubiesen 
relaciones, los consejos que le daban a Maria eran que su 
enamorado tenia amantes, era un juerguista de tomo y lomo, y lo 
mas " deshonroso" , que se habia criado en el Poligono, barrio 
famoso por las casas de prostituci¢n que existian en el mismo, y 
tambi‚n que su madre le hacia ropa cosiendo hasta altas horas de 
la madrugada a muchas mujeres de vida alegre, sin tener en cuenta 
que esta mujer era tan decente como la madre de Maria y mas que 
la hermana del cartero, ya que esta al tener su marido, catal n 
de Reus como el general Prim, que desplazarce a la zona del 
Protectorado para la venta de productos alimenticios, quedaba 
sola y a merced de todo hombre que le tirara los tejos. El 
cartero seguia en sus treces y no dejaba sola a su hija, 
prohibiendole incluso salidas de paseos inocentes entre amigas. 
Pero esta se las ingeniaba para verse con su Paco. En la calle 
Isabel La Catolica, hoy Avenida de los Reyes Catolicos, numero 
cinco, cerca del barrio del Buen Acuerdo existe un edificio de 
tres plantas, que en los bajos hay una tienda de ropas llamada 
"El Le¢n de Oro", pu‚s bien, este edificio tenia una portera, la 
cl sica de principios de siglos, casa de estilo modernista como 
todas las del centro de Melilla, dicha portera era abuela de 
Maria , madre de su madre, profesandole un profundo cari¤o por el 
parecido a su madre, pareciendo las tres calcadas por sus 
caracteres dulces y abnegados. Tenia esta abuela su vivienda en 
la azotea. Desde all¡ pelaban su pava, Paco desde la acera de 
enfrente, y ella desde lo alto de la azotea, alguna que otra vez 
se veian paseando por el famoso parque de Hernandez, sabiendolo 
Paco de antemano por la novia de Miguel, hermano de Maria, que hizo muchas veces de recadera para los dos enamorados

Biciclo 19/05/1998


Una hora de paseo en bicicleta, de pi¤¢n fijo y semi rota, 
costaba cuatro pesetas. Creo que en aquellos a¤os, en Melilla, 
exist¡an tres talleres de alquiler; el del Real situado frente al 
"cinillo" del mismo barrio, el de la Cruz de los Caidos 
frente a la Cruz Roja, y el del Pol¡gono, en la calle Garc¡a 
Cabrelles frente a la fuente del Bombillo. Para nosotros, los 
ni¤os de Ataque Seco y el Carmen, aunque a esos dos barrios se 
le denomine El Carmen, para los de calle Castell¢n, Duque de la 
Torre (Teruel), Castelar (La Ca¤ada) y una acera de Padre 
lerchundy, la casa del cura del cementerio la incluiamos como 
nuestra zona, la arboleda de eucaliptus era nuestro campo de 
batalla, ni eramos de Ataque Seco ni de las Canteras del Carmen. 
Cuando llegabas al taller del Bombillo con las 4 pesetas reunidas 
con sangre, sudor y l grimas de cocodrilo, derramadas delante de 
tus familiares mas facilones de sacarles los cuartos, reunidas 
gorda a gorda (10 cts) hasta llegar a las cuarenta que te ped¡a 
el due¤o eras todo ilusi¢n. Una vez que tu peque¤o trasero 
vestido con pantal¢n corto hasta la rodilla, a veces sin 
bolsillo, con el problema que se ten¡a al no poder guardar el 
trompo, las chapas de gaseosas y cervezas, junto con los papeles 
de envolver los caramelos extranjeros que llegaban a Melilla, 
que luego nos serv¡an como moneda de cambio para el pago de los 
tebeos y demas tesoros, con las piernas llenas de mataduras y 
cardenales, colgando ‚stas sin llegar a los pedales, se ve¡a 
montado en el sill¡n medio roto eras el ni¤o mas feliz de toda 
Melilla. Si al llegar al Instituto de Bachillerato, la cadena se 
sal¡a del pi¤¢n y el pedal se disparaba dando vueltas por primera 
vez, hab¡a que tener mucho cuidado porque en una de esas vueltas 
podia darte en las pinillas, y ya pod¡as bajarte, llorar, 
patalear y decir aDios a las cuarenta gordas e irte a tu casa 
herido, cojo y mosqueado porque el del taller no te devolv¡a ni 
una chica (5 cts). Pero cuando la cadena estaba bien engrasada y 
enfilabas Isabel la Cat¢lica rumbo a la cuesta de la Shell hasta 
la frontera de Farhana, eras todo un h‚roe del ciclismo.
A la vuelta y consumidos 45 minutos, le ponias el turbo a 
los pedales y a tumba abierta te lanzabas por la gasolinera 
abajo, cruzando el puente y metiendote nuevamente en Isabel la 
Cat¢lica como un Indurain enano. Los cruces de Cuatro Caminos y 
Comandancia estaban "chupaos", siempre que el guardia que 
regulaba la circulaci¢n, un se¤or muy simp tico con los ni¤os y 
que parec¡a mas bien un robot, por sus movimientos tan perfectos 
de brazos y vueltas en redondo, no estaba. Recuerdo que ese 
guardia siempre ten¡a montones de articulos de Navidad al rededor 
suyo en las fechas de las pastorales con zambombas callejeras.
Cuando llegabas al taller a devolver la bici, no s‚ como te 
las apa¤abas que siempre llegabas tarde, pero no por disfrutar 
del paseo, si no que el sill¡n lo llevabas en la mano, la cadena 
arrastrando por el suelo y las manos perdidas de grasa, y lo mas 
grave, el pantal¢n o blusa limpia que te habias puesto hac¡a un 
rato la llevabas como el mono del hijo del due¤o del garage, o 
sea un asquito.
Por aquellos a¤os en Melilla, solo ten¡an bicicleta los 
ni¤os que sus padres pod¡an pagarla, los que las alquilabamos en 
esos talleres parec¡a que disfrutabamos mas de ella, a pesar de 
las manchas, caidas y pedalazos en las piernas. Eramos los ni¤os 
mas disfrutones que se pod¡an ver en Melilla. En estos tiempos se 
podr¡a abrir un club con el titulo de: "Ciclistas de bicis 
cutres", otros dir¡an cochambrosas. Cuando el paseo era a Rostro 
Gordo era una verdadera odisea a prueba de titanes. Las 
bicicletas de entonces parec¡an que las fabricaban de plomo, por Šel peso, pero eso no era excusa para que nosotros, ni¤os de diez 
a doce a¤os, y con ganas de superar al que llevabas a tu lado 
pedaleando sirviera de h ndicap que te obligaba a ser mas 
"hombre". Mis recuerdos son que a los pinos solo llegabamos unos 
pocos, y no siempre los mismos. Alg£n cobrador de la COA de 
aquellos a¤os recordar  a unos ni¤os que se serv¡an del pasamanos 
de la puerta trasera del autob£s para subir el trecho del paseo 
de Col¢n al poblado. Todas ‚stas aventuras eran casi siempre en 
verano, y seguramente alguien las recordar  y casi sonreir  con 
un poquito de nostalgia de aquellos "gloriosos" paseos en 
bicicletas cutres.

Saludo 19/05/1998


Terminaba Agosto de 1953 y el parque Hernandez, Plaza de 
Espa¤a, Teniente Coronel Segu¡, las tombolas y casetas se 
preparaban para la feria del Centro. Aquella tarde, en la 
Comandancia Militar tambi‚n se preparaba la guardia para arriar 
la bandera, homenaje como sabr n, se hace cada d¡a con el toque 
de oraci¢n, interpretado por el corneta de la misma guardia. 
Aquello era un espect culo para la chiquilleria musiquer¡l de la 
banda de los flechas, agolpados a la verja del parque por la 
parte interior. Ver a un soldado bajito y pel¢n, casi todos los 
componentes de las bandas de cornetas y tambores de los 
regimientos eran bajitos, la falta de pelo era por la higiene y 
la proliferaci¢n de habitantes en los cueros cabelludos de los 
militares sin graduaci¢n, interpretando el toque mas emotivo de 
todos los que tiene el ejercito, al menos a mi me emociona, para 
los ni¤os rera algo asombroso. Todo el mundo se paraba, los 
militares saludaban con la mano en la si‚n, y los paisanos 
quietos y a pi‚ firme en todas las calles adyacentes a la 
Comandancia.
Yo contaba nueve a¤os gloriosos de juegos con pelotas de 
trapo, de saltos y carreras por los jardines del pulm¢n izquierdo 
de Melilla, el derecho (Lobera) era estar en casa por su cercan¡a 
del colegio de Ataque Seco.
Era una tarde luminosa, como solamente Melilla sabe 
crearlas con su cielo a¤¡l africano. Los ni¤os estabamos frente a 
la puerta principal de la Comandancia haciendonos sitio a 
codazos, teniendo toda la acera para nosotros, para ver al 
soldado arriar la bandera, mientras los dem s compa¤eros le 
presentaban armas, todo serios y disciplinados. Para mucha gente 
les parecer  rutina ver todos los dias los mismos movimientos 
marciales y a la misma hora, para nosotros era siempre algo 
nuevo. Cada d¡a era un cuartel distinto, y las caras de los 
soldados nos parec¡an las mismas siempre. Cuando le tocaba a la 
Legi¢n nos parec¡a raro que la corneta fuese mas grande que las 
dem s, luego supimos que era por la tonalidad.
La orden militar de: "firmes y mirando a la bandera" la 
aprend¡ ese mismo d¡a de Agosto del 53, con una edad donde las 
palabras patria, bandera, y todos los toques de llamadas de un 
cuartel eran habituales en los ni¤os de Melilla. Tambi‚n las 
aprend¡amos en los patios de las escuelas y de tres en fondo en 
el Frente de Juventudes.
Era un tipo delgado de unos cincuenta a¤os, alto y estrecho 
de pecho, con bigote ralo horizontal en su peque¤o labio, 
brill bale un diente de oro en su mal cuidada boca llena de 
caries negra, los ojos los ten¡a peque¤os, que mas bi‚n parec¡an 
dos rajitas lega¤osas sin haber visto agua en varios d¡as. Vest¡a 
un pantal¢n oscuro y una blusa-chaqueta llena de bosillos y 
lamparones a¤ejos y brillantes, oliendo a puro y a casa de putas 
cerrada toda una noche sin ventilar. ste ciudadano, "patriota", 
‚staba en la esquina del parque, frente a la botica de la otra 
esquina de General Marina, todo firme y serio ‚l, pero por el 
rabillo de uno de sus sucios ojos me lanzaba r fagas, que por mi 
edad no comprend¡a muy bi‚n su significado, luego comprend¡ que 
eran de odio. Todo ‚sto ocurr¡a mientras el soldado bajito y 
pel¢n ejecutaba el sagrado toque de oraci¢n a nuestros muertos en 
campa¤as. Al acabar el sonido de la corneta y cuando los soldados 
romp¡an filas me encontr‚ frente al "patriota". Su palidez hab¡a 
desaparecido, ahora su cara era un amasijo de colores violeta y 
encarnado, mirandome fijamente con sus ojos lega¤osos, y al 
tiempo que me cruzaba la cara de nueve a¤os, toda sonrosada y 
parte del oido izquierdo con su delgada y sudada mano, me espet¢ 
: "Bastardo, ponte firme y mirando a la bandera". El llamarme 
bastardo ser¡a porque ignoraba que en mi partida de nacimiento 
figuran los nombres de mis padres y en la que dice que soy hijo Šleg¡timo de ellos. Como es l¢gico, el guantazo que me endi¤¢ hizo 
que cayera al suelo y estubiese varios minutos inconsciente. 
Cuando volv¡ a la realidad me encontr‚ con un pa¤uelo lleno de 
colonia en la mejilla y una se¤ora que me besaba en la frente, me 
pareci¢ la Virgen del Carmen. Mis amigos estaban en el portal del 
edificio donde vivi¢ Franco y creo que a£n existe una placa que 
lo dice, mas acobardados, quiz s, que yo. Porque a mi ya no hab¡a 
nadie que me tocara un pelo, ten¡a una guardiana como una 
pantera. Los ep¡tetos que le proferia al "patriota" huido, porque 
eso si que hizo, correr como un conejo al ver a tanta gente 
increp ndole y afeandole el gesto tan "valeroso" y "patriota". 
Los tacos que escuch‚ que le dec¡an, aunque figuran en el 
diccionario de la Academia no son reproducibles. Resulta que los 
ni¤os que est bamos cerca de ‚l no nos pusimos firmes ni miramos 
a la bandera, si no que mirabamos al soldado bajito y pel¢n c¢mo 
tocaba la corneta, ya que siempre hac¡amos comparaciones con 
nosotros al ser ni¤os-m£sicos de la Falange. Ese fu‚, para aqu‚l 
sujeto, nuestro pecado antipatriota. A¤os mas tarde y en viajes 
cortos a Melilla, por los permisos anuales y visitas familiares, 
ve¡a a ‚ste hombre que mas bi‚n parec¡a un sepulcro blanqueado, 
por lo atildado de su vestimenta y estirado en sus andares, pero 
con la cara de una muerte anunciada. Ya no lo volv¡ a ver mas, lo 
perdon‚ en el momento que mi capacidad de perd¢n me lo permiti¢, 
y eso fu‚ al poco rato de recibir el bofet¢n, al creerme culpable 
de antipatriotismo, tal era mi desconocimiento al respecto.
Ahora pienso que para ser patriota y llevar a nuestra tierra 
en el coraz¢n no hay que ser tan estirado como aqu‚l hombre 
peg¢n de ni¤os. El patriotismo debemos llevarlo en el alma como 
el fuego eterno, recordando siempre que la bandera somos todos, y 
como tal debemos respetar y guardarla de esos patrioteros 
estre¤idos que se creen poseedores de verdades patrios. La 
intolerancia de un adulto, ejercida con violencia, contra un ni¤o 
era el signo de la ignorancia, aunque para algunos ser¡a la mala 
leche que se gast¢ el "patriota".

miércoles, enero 04, 2006

Las Dos Hermanas 19/05/1998

Cuando alguien amable te hace un regalo de tu agrado como un gran amigo malagueño que sabe de tus inquietudes y amor por la ciudad que te vió nacer, hay que ser agradecido como bien nacido, y si el regalo es relacionado con Melilla tanto mejor. Este obsequio es de un colorido poético sobre las dos ciudades. Mi buen amigo lo ha titulado "Las dos Hermanas", como es lógico, porque las dos lo son desde que se injertaron en lo español hace ya cinco siglos. Me lo dió con timidez creyendo que no me iba a gustar, pero no se imaginaba que a mi todo lo referente a mi ciudad me atrae, y mas si lo dicen con canciones como estas:

"LAS DOS HERMANAS"

Melilla, eres tu mi gran amor
se muy bien que tú me quieres.
De dos hermanas, tu eres la menor
¡Ay! Málaga que bién me vienes.
Las dos hermanas se han repartido,
se han repartido mi corazón.
Las olas que hay en el camino
se abrazan con gran amor.
Quinientos años que eres mi hermana
te veo como siempre, quizás mejor.
Celebraremos nuestros lazos eternos

Yo quiero ser, por mi cariño,
que se me nombre de corazón,
como si fuera yo desde niño
como un hijo mas de tu región.
Que guapas son tus mujeres,
y sus andares, que bellos son,
como escapados de sus pinceles
de grandes pintores con ilusión.
Que bonito es tu puerto
que gran barco "El Melillero"
pronto llegará al nuestro,
viene de mensajero.
Se tiene que entremeter
entre las barcas de luz de plata,
toca la sirena con fuerza
diciendo a los pescadores
que esten atentos, que esten alerta.
Ya se ve el faro de la Farola.
Aquella es mi bella Málaga
hemos llegado, a buena hora.

Letrista: Francisco Gabriel Morales

Esta canción está hecha con todo el amor del recuerdo de un amigo en sus muchas visitas a Melilla. Creo que la impronta o huella que nuestra ciudad ha dejado en él es para felicitarnos todos los melillenses.Espero que les guste. A mi me encanta. Reciban un saludo.
Juan Aranda

No hablo de política 19/05/1998

Cuando empecé a enviar cartas de recuerdos de Melilla a éste periódico me hice una pequeña promesa que hoy voy a romper por una fuerza mayor. Lo que me propuse era no dedicar ni un párrafo a la política local ni a la nacional, primero porque hay gente muy preparada que son únicos en el arte de hacer política y segundo porque no la sigo puntualmente, ya que mi residencia no es en Melilla sino en esta otra orilla.
Hoy rompo mi promesa con un pequeño comentario sobre la celebración del pleno, el de la moción de censura, con los edíles enfrascados en una discusión , que mucha gente compararía erróneamente a una pelea de patio de vecinos, corralón o corrala en plan sainete, con el respeto y el cariño hacia los vecinos que viven en esos patios, que para muchos son tan entrañables. Estoy seguro de que estos vecinos no se dan las dentelladas en la yugular como las que pudimos ver que se pegaban los representantes del pueblo de Melilla. Les juro que sentí vergüenza ajena cuando ví la escandalera que armaron en el salón de plenos, y eso que la televisión solamente emitió pocos minutos. Me imagino a los melillenses de buena fe que votaron a este señor transfuga, practicante del transformismo, que lo mismo se cambia de partido que se alía con sus adversarios amonestados por sus respectivos jefes de Madrid, me refiero al que señalaba al actual, o sea, al anterior, al del PP, a su jefe, al que salió de las urnas, de verdad que lío. Bueno para que me entiendan quiero decir al último, al que parece ser que, de momento está de cascarilla hasta que se pronuncie algún Alto Tribunal de la Villa y Corte. A ese señor se le pudo ver gesticular con los brazos como queriéndole quitar el bigote a su clónico político, de verdad que era para sentir bochorno y vegüenza.
Yo que soy como he dicho antes, un neófito en política, pienso como un españolito mas de entre la gran masa silenciosa y me hago la siguiente reflexión: Cómo es posible que se produzca ese esperpento político en una ciudad como Melilla en el mismo año que se cumplen 500 de su españolidad. No podía haberse aguantado el otro, el que desea lo que tiene el primero, o sea el sillón y la vara de mando con dos borlas y pensó en su ciudad y en la imagen que le están dando al resto del País. Les puedo asegurar, como mucha gente en la Península, que dieron una muestra de lo que es hacer el ridículo ante tanta gente, fue de pena.
Otra pregunta curiosona que me hago, y perdonen mi ignorancia, es si desde el preciso momento en que, el que deseaba arrancarle el bigote al genuino y elegido por el pueblo, está cobrando, como alcalde-presidente de la Comunidad, de las arcas públicas o no, o renunció al sueldo en cuanto lo eligieron sus adversarios, que luego fueron cesados, o siguen en sus sillones que sirven para sentirse uno mas cómodo, poltronas le llaman algunas lenguas afiladas, de poltronear, haraganear, etc. . Mejor es tomarlo por el lado bueno y pensar solamente que en mi ciudad, Melilla, los políticos se llevan como hermanos de la caridad y son practicantes del altruismo, filantropía, abnegación, sacrificio, fraternidad, caridad, para qué seguir y no del egoísmo y egolatria política como otros, que no renuncian como ediles al protagonizar esos escándalos tan bochornosos que denigran el buen nombre de la ciudad que tienen el honor de ser los garantes elegidos por sus conciudadanos.
De momento yo les impongo el castigo, de mentirijillas claro está, de estar para los restos de sus luengas y dilatadas vidas sin pisar el palacio de Enrique Nieto, si éste levantara la cabeza como Don Cándido Lobera y vieran lo verbeneros que son estos señores, yo creo que la cara se les enrojecería un poco. Luego enviaría cada mochuelo a su olivo, o sea a sus antiguos puestos de trabajo tan dignos que tenían. El mecánico o chofer a su taller, el médico que cumpla con el juramento que le hizo al señor Hipócrates y se vaya a cuidar a sus enfermos, el guardia a cuidar del orden, el maestro a su sagrada docencia, y que todos recuerden con cariño su paso por la política como la etapa mas fructífera de sus vidas. Qué les parece, ya lo sé, es una quimera, pero por lo menos se han enterado de que un paisano que vive en esta otra orilla y siente la ciudad con toda su alma se enfadó muchísimo con todos ellos. Ya se me ha pasado y desde aquí les envío un cordial saludo deseándoles lo mejor para el 5º Centenario de nuestra Ciudad Autónoma.

Pídola 19/05/1998

Hace unos días pude ver por televisión que en Barcelona existe una especie de exposición donde los niños aprenden a jugar a los mismos juegos que sus padres hacían en su niñez. Y como yo siempre llevo a flor de piel el niño que fui, por lo bien que lo pasé junto a amigos que aún conservo y también que en Melilla fue donde esos juegos, que los niños de Barcelona intentan aprender, los practiqué con toda la intensidad de un niño feliz. Mis recuerdos son nítidos y la memoria, hasta ahora, me obedece, recuerdo el juego de Pídola, Piola para nosotros que somos medio andaluces y le quitamos la "d" y queda, no tan fina, pero se amolda a nuestra idiosincracia. La de patadas que recibíamos en el culo y nalgas desnudas, por los pantalones cortos, cuando nos tocaba agacharnos para que saltasen los demás. Había veces que nada mas salir del colegio llegábamos saltando a Piola, con la cartera a cuesta, hasta nuestra casa. En la cartera llevábamos aparte de una enciclopedia, heredada de nuestros hermanos mayores, dos libretas, el plumier y todo lo que a un niño le gusta tener, desde una lagartija, un grillo o escarabajo vivo guardado en una caja de cerillas a una tuerca con su tornillo de hierro reluciente por el uso. El bocadillo, un bollo con aceite y azúcar, nos lo comíamos en nuestra casa con el café con leche de cabra que ordeñaba el cabrero en nuestra puerta esa misma tarde. Hoy con el walkman, la maquinita comecocos, el bollicao y la pequeña librería en las mochilas, sus pequeñas espaldas se resienten mas que las de nuestra generación. Cuando nos cansábamos, cosa rara, le dábamos al Pico, Zorro o Teine. Este juego tenía muy mala leche porque siempre eran los mayores quienes se subían encima de los pequeños y el que estaba de espalda a la pared engañaba como a un chino cambiando los dedos cuando los que estaban debajo acertaban, no había jueces, era la ley del mas fuerte, por supuesto la de los mayores. El Oñita, Oñate y Chocolate con los huesos de los albaricoques era con las bolas y un pequeño boquete en el suelo, siempre agachados, poniéndonos las rodillas llenas de barro y tan felices. También se podían ver a algunos niños, los menos, con un puñado de perras gordas y chicas jugando a ver quién metía mas monedas en esos boquetes. Vulgarmente se le denominaba jugar al vicio. Cada vez que veíamos a un pitejo, hombre que conducía el coche, tirado por caballos con plumas negras, de difuntos de Casa Calderón bajar por la Cañada (Castelar), decíamos:.. Oñita, Oñate y Chocolate. O sea que habían metido en el hoyo al que poco antes habían traído por Padre Lerchundy.

Quién no ha visto la figura de un niño corriendo y guiando un aro, o dando pisotones en el suelo para correr en un patín. Lamentablemente hoy en dia pocos niños saben guiar un aro por una escalera pero si que hacen virguerias con el monopatín. Con las chapas de las cervezas y gaseosas forradas de telas de distintos colores, a mi me las forraba con ganas o sin ellas, mi hermana Mari Sol, formábamos partidos de fútbol en las aceras, empujando las chapas con los dedos. Existían algunas que eran de las cervezas de importación, tan raras que no las forrábamos, siendo como un tesoro porque conseguirlas costaban mucho tiempo y cambios abusivos por parte de sus dueños, ésta era la ley de la oferta y la demanda. En aquellos años se podía ver a cualquier niño buscar furtivamente por los suelos de los bares las deseadas chapas. También se jugaba al: Vá, ...Dicho. Este juego consistía en dos pedazos de suela de goma de forma redonda que se lanzaban hasta que uno de los lanzadores lo hacía tan cerca que con su pequeña mano como medida de una cuarta llegaba al del contrario. Se pagaba la apuesta con unos billetes muy peculiares, eran simples papeles de envolver caramelos, ni mas ni menos. Los había de todas las clases, pero los que mas se cotizaban eran los de Logroño (Vda. de Solano), de café con leche y unos ingleses que costaban mucho separar los dientes cuando se masticaban. Esos envoltorios para nosotros eran como moneda de cambio, siendo las verdaderas muy difíciles de conseguir por aquellos años. Algunos de nosotros, a fuerza de implorar a nuestras madres , conseguíamos ir al cine. Gallinero en el Monumental o Nacional costaba 2´50 ptas., anfiteatro 3 ptas. y butaca un duro de los cabezones, y eso era demasiado para las escasas economías de nuestras familias. El Goya y el Alhambra costaban de dos a tres pesetas, pero las malas lenguas decían que había piojos. Un maestro nos decía que en los cines, en la función de tarde, se cogían bichos. No creo que fuese así, mas bien pienso que los piojos, en aquellos años, eran los dueños y señores de los colegios, como para el preso político el liberal Francisco Sanchez Barbero las pulgas eran los sabios de Melilla. El "zz" perfumado no existía aún y el que había era apestoso y te daban mareos. El alcohol mezclado con semilla machacada y macerada de chirimoya era el desinfectante mas corriente para eliminarlos. ¿De verdad creen que esa mezcla sirve para que los piojos se mueran y dejen de dar la lata?, yo lo dudo.
Era raro el niño que en verano no llevase una bolsa llena de huesos de albaricoques colgada a la cintura y en los bolsillos el trompo con su púa incrustada con estiércol y su correspondiente cuerda de colorines, el Va con los papeles y otra bolsa con las bolas de barro, las de cristal eran otro tesoro que costaban casi diez de las de barro. Estas eran tan baratas que con un pisotón se hacían pedazos. Habían niños que mamaron muy rápido de pequeños y la leche se les agrió, mas bien se les puso mala a los angelitos, no sabían jugar y apenas veían a otros hacerlo con las bolas llegaban y destruían el juego rompiendo a pisotones todas las bolas, pero esos eran los menos. Recuerdo que la gente mayor decía: ...Que joío por alma y feísimo es el niño ése, y que mala sombra tiene. Y realmente eran los mas feos y pelones. Lo de pelones casi siempre era por los habitantes del cuero cabelludo.
Los niños y jóvenes de hoy llaman colega, sin serlo, a cualquiera y tío a quien no es hermano de sus padres. Antes las palabras dedicadas a cualquier amigo o compañero de juegos eran chicuy o chavea, de esta última me viene la frase de: Chavea alza la pata y mea. La palabra chicuy, creo que es en Melilla donde nació, y me parece muy coloquial y amigable. La palabra tío tengo que decir que solo llamo así a los hermanos de mis padres y colega a las personas que tengo el placer de trabajar a su lado.
Todo esto lo cuento porque desearía recordasen conmigo la práctica de juegos sencillos que se hacían con cualquier cosa, ya fuesen envoltorios de caramelos, trozos de suelas de gomas o simples chapas de gaseosas. Yo creo que vale la pena ver las manos de un niño llenas de tierra jugando a introducir una bola en un boquete hecho en el suelo.

Moro Gato 19/05/1998

Supongo que alguno de ustedes habrá oído alguna vez hablar del famoso Moro Gato y sus hazañas, yo tengo que decir algo que me tiene bastante confundido sobre éste personaje, y me explico. En la calle de Barceló, por la parte que está mas cerca del cementerio, existe una casa que fue donde vivió el Moro Gato, que en realidad se llamaba Asmani. Los antiguos la conocerán como la "Casa del Moro Gato", y como anécdota diré que mi madre nació en ella. La historia de éste Asmani es que el 5 de Enero de 1894 un presidiario de la Guerrilla de la Muerte que organizó el Capitán Ariza, perteneciente a la Brigada Disciplinaria le cortó las orejas sin mediar pelea alguna ni nada por el estilo. Acto seguido el General Martínez Campos en consejo sumarísimo condenó a muerte al causante del atropello y mandó fusilarlo, desde ese momento fue incondicional de España. El joven Asmani, en los primeros años del siglo fue partidario de El Rhogui prestando grandes servicios a España como confidente. Recibió varias condecoraciones, entre ellas la medalla de Alfonso XII. Al final de la campaña de 1909 fue invitado por el Gobierno Español en Madrid. Todo esto, y es bien poco, lo he tomado de varios autores de prestigio y de la revista "España en sus Héroes" de la Editorial Organigraf, Madrid.
Ahora viene lo que me tiene intrigado, mas bien perplejo. En la página 284 de Annual 1921, el Desastre de España en el Rif, del gran periodista Manuel Leguineche se puede leer que el Moro Gato era lugarteniente de Abdelkrín. Quien afirma ésto es un señor, según el autor, que fue el último prisionero de Abdelkrín, ya fallecido llamado Diego Mullor. Este señor dice, entre otras cosas que su padre fue corresponsal de guerra en Melilla y contando doce años cayó prisionero, junto a su padre y su tío, de los beniurriagueles. También dice que el propio Abdelkrín pasó revista a los seiscientos prisioneros que había en el campamento de Kamara perdonando a los tres.
Mis datos sobre los lugartenientes de Abdelkrín son que él se nombró Príncipe del Rif y Jefe del Estado; Mulay Abdesalán El Khatabi de 40 años ministro de finanzas y tío paterno suyo; Ahmed Budra de 38 años ministro de Guerra con la misión de suministrar y buscar gente para la lucha; Mohamed Azerkán de 36 años, ministro de Exteriores y marido de su hermana favorita, apodado el Punto por mendigar en su niñez un punto (colilla) a los oficiales españoles. Abdelkrín nunca se fió de él. La lista sigue con Mohamed Hamar de Tensaman de 60 años en Justicia; Shaik El Jazid de 45 años en Interior, Mohamed Buhibar de 30 años experto en política española y francesa; Mohamed Wuld Hadja Cheddi de 25 años viceministro de Exteriores y favorito de Abdelkrín; Mohamed Muhamadi de 30 años, casado con otra de las hermanas era el primer secretario; "Severa" de Bocoya , ministro de marina y jefe de la flota de los pequeños botes del Rif. Según parece en el desembarco de Alhucemas puso minas en favor de España y Francia, muriendo poco después en extrañas circunstancias. También había un argelino, Hassán Ben Abdel Aziz, periodista que fue segundo secretario y amigo de Azerkán y Bujibar. Nunca llegó a ganarse la confianza de Abdelkrín.
Según mi modestia en entender la historia y los datos que poseo sobre el personaje no creo que Asmani fuera lugarteniente de Abdelkrín, mas bien me inclino en que el señor Mullor q.e.p.d. estaba confundido y a fuerza de escuchar el nombre del Moro Gato y el de su tío Abdesalán los asoció como amigos y lugartenientes del cabecilla rifeño. Y si hay alguien que le de la razón me agradaría conocerlo por este medio, sería muy interesante para todos los que curioseamos la historia de nuestra ciudad. Reciban un saludo.

Toros y Regaera 19/05/1998

Yo no se si todo lo que escribo en estas páginas harán recordar a alguien los años de su niñez, solo pretendo arrancar alguna sonrisa nostálgica y cariñosa a los que éramos niños y niñas en los cincuenta y juventud en los sesenta. La gran mayoría éramos unos chavales disciplinados y respetuosos con los mayores, en aquellos años no se podía uno extralimitar en nada. Los juegos eran nuestra droga y le sacábamos todo el jugo que podíamos, a veces con el bollo de pan con aceite y azúcar en un bolsillo y el trompo en el otro del pantalón corto nos dábamos unas panzadas de jugar a la pelota o algo parecido al fútbol en cualquier lugar, ya fuera una bocacalle, plazoleta o el frontón del parque Lobera,. Ya imaginarán como quedaba el bolsillo donde guardábamos el bocadillo. Y todo era porque si se lo dábamos a alguno de los amigos para que te lo guardase, no duraba ni un minuto en sus manos. Había que jugar, correr y comer al mismo tiempo y si no podías te fastidiabas y el pantalón lo dejabas hecho una porquería, con la consiguiente bronca de tu madre y algún pellizco de tu hermana mayor que era la que casi siempre le tocaba lavartelo. Entonces no existía la tonta (lavadora), y había que hacerlo a mano en un lebrillo o pila en el patio con el jabón verde y el famoso azulete para darle blancura. Era como una especie de tiza azul de forma redonda que se envolvía en un trapo o pañuelo y con cuatro meneos al agua ya estaba lista la colada. Yo tenía un amigo que siempre que llegaba sucio a su casa, la madre le decía:" hijo mío eres mas guarro que la Chacha Andrea que se puso un clavel de plástico en la cabeza y le agarró", me consta que sólo era una frase, porque mi amigo no tenía chacha (llamese tía carnal o criada) que se llamase así y siempre fue un niño limpio, aún hoy se le ve bastante aseado y un poco elegantón.
Un día de Septiembre en que Melilla se vistió de feria y su plaza de toros se puso guapa para recibir a los toreros mas famosos de aquél tiempo me ocurrió una cosa, todo lo contrario a lo comentado antes. Toda mi ropa se lavó con agua procedente de la aguada del río Oro, que era donde mi padre repostó la regadera que conducía aquél día. Como sabrán las regaderas o camiones de bomberos tienen un depósito con varios compartimentos que se comunican entre si y una o dos portezuelas con sus tapaderas por donde se carga el agua. Aquél día mi padre, después de que yo le diera mucho tostón queriendo que me llevase a los toros, me citó a las cuatro y media de la tarde en la puerta de la plaza que hay junto a la Gota de Leche. A la hora y sitio convenido yo estaba esperando con toda la ilusión de niño bueno a que mi padre apareciera conduciendo su gran regadera colorada Chevrolet y junto a él el ayudante que siempre le asignaban, y me van a permitir omitir su nombre por si se enfada, aunque él sabe que lo comento con todo mi cariño y la amistad y respeto que siempre le guardó a mi padre, su amigo.

Cuando mi padre paró la regadera para que le abriesen las puertas y el ayudante me vio todo pasó en un instante, abrió su puerta, se puso de un salto en el pasillo de las mangueras que rodea el depósito y alzándome por los brazos como a un pelele abrió una tapadera y ¡hala!, de pie me metió en él, menos mal que no lo cerró. Mi padre, ajeno a todo y creyendo que yo no había ido porque pensaba que me daba vergüenza que me colase gratis a los toros sin entender ni un cuerno de idem alguno, cuando los únicos que había visto eran los de las cabras que pasaban a diario por mi calle, mete la marcha y aparca la regadera junto al camión gris que transportaba la carne por Melilla. Nada mas bajar del coche y hincándose un Montecristo de un palmo en la boca y si encender aún, ve mi cabeza toda mojada con los ojos alegres y risueños y diciéndole algo parecido a: "...eh papa, que estoy aquí. Aquello era una aventura para mi, que un señor mayor, todo serio, amigo y compañero de mi padre me introdujera vestido de domingo, porque eso si, iba hecho un cromo, mi madre me había puesto como un San Luis, con mi pantalón blanco, una camisa de marinero de las que tienen cordones en vez de botones y las botas de cuero de color marrón recién limpias en la esquina del Ajuar en la Avenida, acodado al pretíl del depósito y mi cuerpo dando bandazos con el agua sin pensar que si me suelto y caigo en el interior quizá no estuviese escribiendo ésta anécdota. No recuerdo si yo contaba diez u once años, lo que si es que ya había hecho la comunión, si no mi madre no me hubiese dejado ir solo, decía, siempre que le pedía ir con los amigos al centro, que cuando hiciera la comunión podría incluso ir hasta el parque Hernandez, lo que sí había que sumarle cuarenta y dos que eran los que mi padre me llevaba en edad. Bueno pues con cincuenta y mas años mi padre dio un salto al depósito de agua que muchos saltadores quisieran hacer en cualquier olimpiada. Me sacó de un tirón como si fuese un muñeco mojado. No se que pudo ocurrirle en los brazos para que me subieran como una pluma siendo mi peso el de un niño fuertote y sano. Me imagino que la adrenalina y el susto que se llevó hicieron que su cuerpo, por un momento, multiplicara sus fuerzas por diez Las explicaciones que le daba su ayudante no le valían en absoluto, éste le decía que, ... como hacía calor y para ahorrarse la entrada del niño, me metió a que me remojase en el depósito de agua. Amigo ayudante de mi padre, sólo le pregunté una vez el motivo de aquella hazaña, me daba como reparo, me parecía que lo humillaba y nada mas lejos de ello, sé también que su arrepentimiento fue en el acto y que deseó ocupar mi sitio en el depósito para despejarse de los pocos vapores etílicos y también que siempre me tuvo el cariño de un padre, pero no deja de tener su gracia pasada por agua. Desde aquí, si es que me lee, se lo vuelvo a repetir, fue una gran gozada, pero muy peligrosa. Reciba un abrazo con todo mi cariño.


Juan Jesús Aranda López

El viejo del mondadientes 19/05/1998



Algunos de ustedes recordaran a un señor mayor, con su sempiterno mondadientes en la boca, a veces llevaba una ramita de hierbabuena, que siempre íba montado en un  pequeño carro tirado por un borriquillo que tenía los atributos mas grandes que los del caballo de Espartero, como dice un  castizo refrán, al menos eso era lo que comentaba la gente del burro de Valero, y que muchos niños de aquella época lo podríamos afirmar, pareciendo a veces que tenía cinco patas. Era un señor que siempre llevaba su carrito, lo pongo en diminutivo porque era un poco mas grande que los de juguetes para los niños, lleno de paquetes postales desde Correos hasta muchos de los almacenes y tiendas de Melilla. Vivía en la calle Castellón de la Plana y a su borrico lo encerraba en una cuadra habilitada junto a su vivienda, a pocos metros de una de las dos entradas del refugio que supongo existirá aún en la misma calle. No creo que ése refugio haya desaparecido porque si es así han tenido que meter varias toneladas de tierra, mas bien creo que  han tapado las dos entradas  Para la chiquillería del barrio era un espectáculo ver al animal rebuznando cada vez que pasaba alguna burra cerca de él, como la del señor que vendía chumbos máuros  con muchas espinas y sin lavar por las calles, o la del Pistolero, otro señor que hacía portes pero con un carro mas grande que el de Valero. "Niño ten vergüenza que esas cosas no se miran". Como si observar a un animal en celo era cosa de tener o no vergüenza. Quety, la señora que alquilaba tebeos y novelas de Marcial Lafuente Estefanía y Corín Tellado, lo decía con  su cara de póker y toda la guasa del  mundo. Con su vejiga de marrano húmeda e inflada que parecía un pequeño  globo, acostumbraba a desinflar ésta con un ritmo que parecía que se desahogaba ventoseando ruidosamente. Yo nunca la vi reír, y el caso es que todo el mundo se reía  con ella, como los hermanos Chevalier, vecinos de la misma calle, que cada vez que había toros o algún espectáculo  en Melilla, el mayor cogía su megáfono metálico mas grande que él y a pleno pulmón, no como los que se ven ahora en las manifestaciones, eléctricos, pequeños y con micrófonos, anunciaba el espectáculo desde lo alto de una camioneta. Les decían Chevalier porque uno de ellos imitaba al gran Maurice Chevalier. Cuando la hembra del burro, dejaba atrás la fuente del cementerio y los eucaliptos,  le tiraba los tejos, el pobre animal, lo pongo en cursiva por decir algo, porque de pobre nada de nada, le lanzaba  los piropos mas rebuznables (léase amorosos) que se podían escuchar,  llegando su descomunal miembro reproductor a arrastrarlo por el suelo, y no es broma. Ya se imaginan el asombro y cachondeo de toda la gente que pasaba cerca del animal, verlo en ese estado de excitación sexual. El señor Valero, que era un poco sordo apenas su mujer, la señora Margot, le decía que el burro estaba en ese estado y con los niños cerca del animal, salía con un cubo lleno de agua y sin mediar palabra se lo vaciaba de un tirón en toda la zona afectada e hinchada. A veces nos decía con mal genio: " .. el circo Ruzafa está al lado de Correos, éste se ha cerrado". Y llevaba razón, ése circo lo montaban donde hoy está el hotel Ánfora y antiguamente el  Fuerte de San Carlos.
Aquello era trágico para el pobre animal, y esta vez lo digo sin cursiva porque no me digan ustedes que en plena crisis emocional  de enamoramiento y dispuesto a hacer feliz a la borrica dama viene Valero con  su cubo y su sordera y ¡zas!, agua que te crió en todo el mogollón  erógeno. El rocín agachaba las orejas y escondiendo su asustado miembro por el remojón,  parecía que lloraba de rabia, y no era para menos. Desde esos momentos terminaba el espectáculo y a esperar otro día que durase mas. A veces nos avisábamos apenas avistábamos una burra en los alrededores, sabíamos que había cachondeo gratis durante un buen rato. No sé si sería morbo o curiosidad infantil, mas bien creo que era ésto último, aunque algunos mayores si que se salían de madre llegando incluso a fotografiar la escena del burro en celo.
En ésa calle de Castellón, como en casi todas las de Melilla, en los días en que la ciudad recibe al frío invierno con vientos que te azotan la cara, al caer la tarde, muchas mujeres ponían el brasero en las puertas de sus casas, con su cisco y algunas maderas impregnadas en petróleo para que todo el carbón se hiciera ascuas y  así poder  calentar los hogares perfumandolos con las cascaras de naranjas quemadas. Entonces solo había ésa  forma insana de calentar la casa, las estufas, radiadores y los palitos de sándalos de las tiendas de los indios vinieron después. Recuerdo que había un niño al que  no le asustaba ni el frío ni la oscuridad, era tan travieso  que toda su energía la empleaba, entre otras cosas, en reírse de todo  y en buscar excrementos secos de perros y gatos para echarlos encima de los braseros. Había otro que no le andaba a la zaga meandose en los braseros ya preparados y apagándolos. " ¡... Digo, si se ha apagado la lumbre! ", " Que no, que ha sido el niño de Mariquita quien se ha meado en tu brasero, el muy sinvergüenza". No me digan que no es una gamberrada el hacer reponer de carbón la sartén-paellera-medio cubo-brasero, cualquiera de éstas cosas servían, porque a unos niños se les ocurría mearse y recoger toda clase de cacas perrunas y gatunas y quemarlas en la copa de la señora regañona, con razón, de la esquina. Esta señora salía liada en su toquilla, con mas frío que un perro chico, y nada mas entrar en su casa con el calorcillo humeante y apestoso, la caca de perros y gatos era superior a las naranjas, salía como un cohete con una batería de palabras de todos los calibres. Muchas madres decían que les zumbaban los oídos cada vez que sus hijos hacían alguna travesura. Me lo creo porque la mía decía tener constantemente un moscardón. Aún así todavía siento su cariño que me envía desde el cielo. Reciban un cordial saludo.